lunes, 1 de junio de 2015

Y cuando llega la muerte ¿Qué?


Se trata, posiblemente, de la gran pregunta que se ha planteado el ser humano a lo largo de los siglos. Cuando se marcha un ser querido (sea amigo, familiar...), siempre nos quedamos con este ancestral interrogante ¿Y ahora? probablemente, aunque suene a tópico, lo mejor es rezar por esa persona, para que alcance la paz eterna. Acaba de fallecer una persona muy cercana a mi. Amigo de mis padres. Le conocía desde pequeñajo. Siempre me apreció mucho. Quizá no era un santo, pero tampoco un malvado. Fue, sencillamente, una persona trabajadora, alguien que luchó porque su familia tuviera una gran calidad de vida, y creo que lo consiguió.

Pero, cuando llega la muerte, nuestra mente se llena de interrogantes, tengamos más o menos fe. La muerte es como ese visitante inesperado que se cuela en nuestra vida y nos sorprende, como un intruso. Pero, realmente, es algo de lo que ninguno podemos escapar. Si lo pensamos, desde que el hombre es hombre hay más difuntos que fallecidos. Sin embargo, cuando llega la muerte, nos pilla desprevenidos, no la esperamos. Especialmente, creo, en estos tiempos. Hoy vivimos como si nuestra vida nos perteneciera, como si fueramos a vivir eternamente. Nos agobiamos por problemas más o menos importantes, como si fueran a ser eternos. Nos cabreamos con personas, nos regocijamos con otras, sin darnos cuenta de que somos compañeros de un camino vital, todos somos hermanos pues somos hijos de un Dios que nos ha creado por puro amor.

Deberiamos vivir, creo, siendo conscientes de que la vida tiene un principio y un final. Disfrutando cada instante al máximo. Pero no desde un punto de vista hedonista, sino viviendo con responsabilidad cada momento. Amando a nuestros seres queridos, pero también a quienes no nos hacen bien. Deberiamos vivir sendo conscientes de que cada persona que encontramos en nuestra vida es un compañero y no alguien que, por nuestros prejuicios, nos cae mal y creemos que nos quiere hacer la puñeta. Sin embargo, no lo hacemos. Vivimos como si esta vida fuera eterna. No sabemos si mañana seguiremos viviendo, pues depende de la voluntad de Dios, pero hacemos planes a largo plazo. Incluso a veces pensando en el próximo año cuando estamos en junio. Vivimos, muchas veces, despreciando a personas que pensamos nos caen mal, sin darnos cuenta de que tal vez Dios las ha puesto en nuestra vida por algo. Ese compañero de trabajo, ese familiar... pensamos "Qué pesado", sin darnos cuenta de que está por algo en nuestra vida. Y, cuando falta, en muchas ocasiones sentimos vacio.

No quiero extenderme mucho, simplemente deseaba reflexionar brevemente sobre la muerte. Como digo, ha muerto un amigo de mis padres. Ahora me vienen muchos recuerdos desde mi más tierna infancia. Recuerdos en cierto barrio del sur de Madrid, recuerdos en cierto pueblo de la sierra de Segovia, en cierta localidad de Alicante. Son cosas que siempre quedarán ahí. Aunque las personas queridas se van, y eso lo sabemos bien los creyentes, siguen viviendo en la Eternidad. Pero, además, los recuerdos permanecen siempre frescos en la memoria. Ahora queda rezar por él, para que encuentre el descanso eterno, la luz eterna. Creo que disfrutó durante toda su vida. Rezo para que disfrute la vida eterna. Descanse en paz, Marcos.

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