miércoles, 22 de junio de 2016

"Crónica de un Cantar Hispano", mi primera novela histórica. Un aperitivo



Como primicia, ante la pronta publicación de mi primera novela histórica "Crónica de un Cantar Hispano", perteneciente a la saga "La Leyenda del Stellarium Chronicorum os ofrezco el primer capítulo como aperitivo.

Muy pronto, en Amazon... la Leyenda saldrá a la luz




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Roma, Italia, año 68 después de Cristo

“¡Huye, Julia, huye!” fueron las últimas palabras que escuchó en aquella triste noche, dos años antes. Un grupo de soldados romanos habían irrumpido violentamente en la sala donde celebraban la Eucaristía. Sucedió durante la lectura del Evangelio. Ese día, como si de una premonición se tratase, se leían las Bienaventuranzas. Fuertes gritos desde el exterior contrastaron con un repentino y tenso silencio en la sala. Una voz agria y ruda les conminó abrir la puerta. Pese a la creciente sensación de miedo, abrieron a los soldados. Estos, movidos por la rabia y el odio, comenzaron a atacar a los cristianos. Varios ancianos cayeron al suelo. Uno se golpeó la cabeza y comenzó a sangrar. En ese momento, como impulsada por una fuerza externa, Julia Alba corrió hacía el lugar donde se custodiaban las Sagradas Formas. Por la confusión del momento no la vieron esconderlas bajo su ropaje. Siempre llevaba consigo una pequeña bolsa de cuero en la que guardaba la Sagrada Comunión para los hermanos enfermos.
Con miedo, casi temblorosa, aunque con firme decisión, se acercó a varios hermanos que había visto esconderse. Mientras caminaba, contempló los forcejeos entre cristianos y soldados. Sintió gran dolor al ver a Gayo, un liberto recientemente convertido al cristianismo, yacer inerte en el suelo, cubierto de sangre. Quedó horrorizada cuando un soldado degolló sin contemplaciones a una mujer ciega. Se acercó a varios jóvenes entre los cuáles se encontraba un presbítero. Este quiso quedarse, para dar su vida por Cristo. El hombre, llamado Mateo, pidió a Julia Alba que llevase a los demás a un lugar seguro. “Huye, Julia, huye” fueron las últimas palabras pronunciadas por este valiente sacerdote en cuyo corazón, pocos minutos después, se clavó una daga que le provocó la muerte instantánea. Julia Alba le hizo caso. Sin que la vieran los soldados, llevó consigo a sus jóvenes compañeros hasta una ventana por la que huyeron. Fueron los únicos supervivientes de aquella masacre. Salvaron la vida liderados por una mujer cuya vida iba a cambiar radicalmente desde entonces. Era patricia, hija de un senador, el carismático Sexto Julio Carbo. Era huérfana de madre y la menor de seis hermanos. Su padre, aunque de carácter austero, se preocupaba constantemente porque a sus hijos nunca les faltase de nada. Se lo había prometido a Aurelia, su difunta esposa, quién debido a complicaciones que aparecieron durante el parto falleció pocos días después de nacer Julia. Era un padre entregado en cuerpo y alma al bienestar de sus retoños. Sexto Julio Carbo, que por entonces tenía cincuenta años, era un hombre muy culto. Quería que sus hijos recibieran una correcta enseñanza académica. Una de sus principales obsesiones era que conocieran y comprendieran a los filósofos griegos. Estos pensadores cautivaron especialmente a Julia Alba, siempre interesada por las grandes cuestiones que inquietaban a la humanidad, entre ellas la posibilidad de una vida tras la muerte. Aunque hasta su conversión no había oído hablar de Jesús de Nazaret era, en cierto modo, muy cercana a lo que él predicaba: tenía gran inquietud por la búsqueda de la verdad y se preocupaba por los pobres y desvalidos, a quienes no solo daba limosna, sino también llevaba alimento y ropa de abrigo. No era muy religiosa, pues en los dioses tradicionales romanos no encontraba respuesta a sus preguntas.

Tras escapar de los soldados llevó a sus compañeros a la Vía Appia, concretamente a la tumba de Cecilia Metella[1]. Conocía el lugar, sabía que por la noche nadie se acercaría por allí. Mientras los jóvenes dormían, planificó el plan a seguir: Al día siguiente irían a Ostia, puerto marítimo de Roma, donde podrían refugiarse haciéndose pasar por mercaderes. Marco, su tío, era mercader. Le había visto trabajar en más de una ocasión y lo que le había enseñado de ese mundo le permitía fingir ser una de ellos. Durante toda la noche permaneció en vela, atenta a cualquier ruido sospechoso. Trató de pensar en los pasos que debía dar a partir de ahora. Era consciente de que, como hija de un senador, irían a buscarla. Temía las consecuencias de que la encontrasen tras haber huido en aquellas circunstancias y con varios cristianos. Sobre todo quería evitar problemas a su padre, que no era especialmente querido por Nerón, con quien tenía una hostilidad mutua. Debía huir. Sabía que Pablo de Tarso había tenido intención de viajar a Hispania para anunciar el Evangelio y casi al instante decidió seguir su estela.
Se palpó la túnica y vio el recipiente donde había guardado las sagradas formas. Estaba intacto, no se había caído ninguna. Julia se sintió inquieta y temerosa por el futuro. Julia Alba, que había tenido una vida relativamente fácil hasta entonces. Julia, que tiritaba de miedo en aquella oscura noche donde ni siquiera la Luna se atrevía a emerger entre las nubes. Julia, que temblorosa rezaba a Dios para que les protegiera. Julia, que no comprendía aquella terrible injusticia. ¿Qué culpa tenían sus hermanos de lo sucedido durante el incendio? Julia Alba, en definitiva, la patricia que había salvado la vida de unos muchachos plebeyos.
Todo había comenzado dos años antes, el 22 de julio del año 66, tres días  después de un pavoroso incendio que asoló Roma. Los cristianos fueron acusados por el emperador Nerón de provocar el fuego. Aunque la comunidad cristiana era aún pequeña, estaba experimentando un notable crecimiento en los últimos años a raíz de la carta que Pablo de Tarso había escrito a los romanos hacía nueve años. El Apóstol hablaba de una salvación que no era exclusiva del pueblo judío: todos podían salvarse en Jesús. Esto animó a muchos romanos a convertirse al cristianismo. También a Julia Alba. El descubrir que alguien había sido capaz de dar su vida en rescate por todos los hombres produjo un fuerte cambio en ella. Escuchaba a los cristianos predicar la vida, obra y mensaje de Jesús y sentía como su alma se ensanchaba y ardía de un modo hasta entonces desconocido para ella. Aquel Dios hablaba de amor y de la vida eterna, prometiendo ambas a la humanidad. Era un Dios que había venido a sanar a los enfermos y curar a ciegos y sordos. Julia Alba se había sentido interpelada por el mensaje cristiano y comenzó entonces un camino de conversión que le  había llevado a ser bautizada en el año 61. Tras ello colaboró en el cuidado y atención de los más pobres y ancianos de la comunidad. Celebraban la Eucaristía en una domus eclesiae[2] de Roma, perteneciente a una familia de comerciantes cuyo paterfamilias[3] había conocido el cristianismo durante un viaje a Judea. La incipiente comunidad cristiana había podido practicar en aquella Domus su fe en un clima de cierta calma hasta que todo cambió con el gran incendio. Media Roma fue arrasada por las llamas. Al día siguiente, Julia Alba había salido de su casa, en el Palatino, para ayudar a los heridos. Contempló, desolada, que todo había sido reducido a cenizas. ¡Su querida y bella ciudad había sido convertida en escenario de muerte! El templo de Júpiter y la casa de las Vestales estaban totalmente calcinados. En cuanto a las casas más humildes, eran un amasijo de cenizas del que aún salía una negra humareda. Esta visión causó tremenda desazón en ella. Su amada Roma, con sus miserias y grandezas, había sido destruida. ¿Por qué? ¿Quién podía hacer algo así con su magnífica ciudad? Se sospechaba que tras aquel incendio estaba el emperador Nerón, quien pronto culpó a los cristianos, que comenzaban a ser odiados por una clase dirigente que utilizaba la religión romana con fines políticos. Sin embargo, los romanos cristianos no eran muy distintos de sus paisanos en su vida diaria., aunque tenían notables diferencias con ellos: no daban culto a los dioses paganos, no veneraban al emperador como un dios e, incluso, algunos comenzaban a optar por consagrar su vida al celibato por amor a Dios. Estas cuestiones no eran entendidas por los demás romanos, quienes comenzaban a recelar de aquel tan extraño. Julia Alba, siempre crítica con las verdades oficiales que las autoridades imperiales proclamaban, se preguntaba si Nerón podía realmente ser tan malvado.
La joven, ya desde antes del incendio, era vista con recelo por parte de su familia. No adoraba a los dioses familiares, los Lares, los domingos se iba temprano de casa sin decir a dónde, algo impropio de una muchacha de su clase y, para colmo, se juntaba con personas de dudosa reputación, especialmente por su pobreza. Julia la rebelde; Julia, la que no seguía las creencias tradicionales romanas… Su padre, sin embargo, permitía aquel comportamiento, aunque no lo comprendiera, debido al gran aprecio que sentía por su hija. Julia Alba era una muchacha sensible, pero con una fortaleza de espíritu que le ayudaba a soportar las críticas de su abuela, que le reprochaba que se relacionase con “aquellos menesterosos”. Julia, la patricia que se juntaba con los más pobres de entre los pobres. Julia, quien tenía amistad con esos extraños romanos que seguían a un judío crucificado en tiempos de Tiberio… Algunos de sus familiares pensaban que había enloquecido.

Durante los dos años siguientes al incendio de Roma, la comunidad cristiana a la que acudía Julia decreció. Poco a poco los cristianos eran detenidos y condenados a muerte. Perecían desgarrados por fieras, crucificados o quemados en un espectáculo dantesco al que muchos romanos asistían con una sonrisa sardónica. Disfrutaban, pese a que veían morir injustamente a antiguos conocidos suyos. La propaganda de Nerón estaba surtiendo efecto. El populacho era amante del pan y el circo con que era cebado por las autoridades imperiales. Sin embargo, ver la firmeza y entereza de los cristianos, quienes cantaban y alababan a Dios en medio del sufrimiento, hizo que muchos romanos se preguntasen por qué no lloraban desesperados.

Llegó el amanecer de aquel 23 de julio en el que Julia Alba vería por última vez su ciudad natal. El sol comenzaba a abrirse paso entre las tinieblas nocturnas, momento que aprovechó para despertar a los cinco jóvenes que la acompañaban. Decidió que a cuatro de ellos los enviaría a Alejandría, donde conocía a algunas personas que podrían hacerse cargo de los muchachos. Le pareció que aquella ciudad sería un buen lugar para que continuasen su formación, pues destacaba como una de las ciudades más cultas del mediterráneo. Roma, que tenía demasiados frentes abiertos en aquella región del mundo, no se preocuparía de perseguirlos. Mientras que el quinto joven, Lucio Flavio Agrícola, iría con ella a Hispania. Este muchacho, aunque era un año más joven que ella, destacaba por su gran fortaleza física y una gran sensibilidad espiritual, lo que le llevaría a realizar grandes cosas en su vida. Además el joven había estado allí de pequeño, pues su padre era soldado, por lo que conocía el terreno y podía llegar a ofrecer cierta protección.
Comenzó a amanecer. Los jóvenes se despertaron y. Julia Alba les explicó el plan:   
Tranquilos, conozco personas en Alejandría que os ayudarán, podréis seguir estudiando allí y nadie os molestará por vuestra fe. Os prometo que os escribiré con frecuencia. Seguro que algún día podréis venir a Hispania Les prometió. Cecilio, Quinto, Antonio y Livio escucharon con incertidumbre y sentimientos entremezclados. Tenían miedo, pero confiaban en ella, sobre todo cuando leyeron la carta dirigida a sus benefactores de Alejandría.

Mientras tanto, Sexto Julio buscaba a su hija. No dejaba de preguntar a los criados si la habían visto. El hecho de que no hubiera dormido en casa le preocupaba enormemente y estaba asustado.
­­Ves? Sabía yo que esas malas compañías iban a meter a Julia en problemas, te lo dije gruñó amargamente la abuela, ante lo cual el paterfamilias respondió que no dijese tonterías.
Alrededor de la hora sexta alguien llamó insistentemente a la puerta. Una esclava abrió y se encontró con un hombre que pidió hablar con Julio, pues tenía algo que decirle sobre su hija.
Créame, han visto salir esta mañana a su hija acompañada por cinco jóvenes en dirección al puerto de Ostia aseguró el recién llegado.
¿Pero por qué iba a hacer una cosa así? Nunca se iría de Roma sin avisarme, ha tenido que ocurrir algo dijo, titubeante, el angustiado padre.
Lo único que se sabe es que anoche se produjo un asalto por parte de soldados imperiales, a una casa donde se reunían miembros de esa extraña secta a la que llaman cristianos. Desconozco si su hija estaba allí pero, según tengo entendido, uno de los chicos que la acompañaban forma parte de ese grupo respondió con voz queda.

La mención de esa palabra, cristianos, hizo reflexionar a un Sexto Julio que no terminaba de comprender. Ciertamente había observado cambios en su hija, pero tenía claro que no podía ser cristiana. No era una niña muy dada a la espiritualidad. Sexto Julio Carbo pensaba que su hija, por el mero hecho de sentir pasión por la filosofía, estaba totalmente alejada de la creencia en los dioses.
Aunque es cierto que su actitud con los pobres se asemeja a lo que hacen los cristianos reflexionaba. Eso de dar limosna a los mendigos, hablar con ellos, ir a cuidar enfermos... ¡incluso leprosos! No eran cosas habitualmente practicadas por los romanos. Y menos por un patricio. Sin embargo, esos cristianos lo hacían. Sexto Julio aún recordaba una vez en la que oyó decir a un cristiano lo que Jesús había predicado: “Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Julio nunca había entendido esta frase: ¿cómo un pobre podía ser feliz? Aunque el senador era un buen hombre, pues siempre trataba de auxiliar a quien se lo pedía, no podía concebir la felicidad en alguien que se encontraba en situación de pobreza. Con estas reflexiones en la mente se puso en camino hacia Ostia, montado en su caballo. Confiaba en encontrar allí a su hija y, sobre todo, quería comprender el por qué de su huida, pues esto le atormentaba especialmente.
 ¿Habré sido mal padre? se preguntaba.



[1] Dama romana de la que apenas se conservan referencias históricas. Perteneció a la familia de los Cecilio Metelo. Probablemente fue hija de Quinto Cecilio Metelo Crético y esposa de Marco Licinio Craso, heredero del compañero de triunvirato de Pompeyo y César.
[2] La Domus Ecclesiae  era un edificio privado adaptado para las necesidades del culto donde se reunían las primitivas comunidades cristianas antes del Edicto de Constantino del año 313 d.C
[3] Término latino para designar al "padre de la familia”, tenía jurisdicción plena sobre su familia y siervos.

jueves, 2 de junio de 2016

La vida es un viaje que se debe hacer con calma y perseverancia

He vuelto a Málaga siete años después. Estuve a finales de abril de 2009, poco después de dejar el Seminario. Como mis lectores mas fieles sabéis, entre marzo de ese año y junio de 2012 tuve una fuerte depresión de la que terminé de curarme en diciembre de 2012, momento en el que tomé conciencia de que había superado del todo aquella depresión. Sobre como la superé hablo en este post. He querido volver ahora a la bella y milenaria Málaga, pues en 2009 no pude disfrutar de una ciudad que me parece bella, con buen clima y buenas gentes. Aquel año fui con mi familia y, aunque visitamos los lugares y edificios emblemáticos de tan bella urbe, mi cabeza en aquellos momentos no estaba para ver arte o sitios históricos.

La vida es un viaje apasionante, camina en buena compañía


Siempre comparo la depresión con el perro negro de Felipe II. También con el "perro del hortelano", pues ni come ni te deja comer, ni vive ni te deja vivir. Se trata de un perro que te atemoriza, te atenaza y llega a cortarte la respiración, un perro que te absorbe toda tu energía con el fin de impedir que salgas adelante. Recuerdo aquellos años de mi depresión cuando me decían "pero anímate, tienes motivos para ser agradecido con Dios". Tenían, y tienen, razón, pues puedo dar gracias a Dios por muchas cosas de mi vida. Pero en aquella primera visita a Málaga, mientras paseaba por ella trataba de animarme, de disfrutar de la Alcazaba o de la gastronomía malagueña, sin embargo venía el perro negro, se "ponía" a mi lado y me absorbía de tal modo la energía que me incapacitaba para poder ser feliz, o al menos eso me hacía creer. Esto mismo me sucedió durante esos años entre 2009 y 2012, pues trataba de ser feliz, de disfrutar de mis amigos, de sentirme bien disfrutando de cosas sencillas como escuchar Milenio 3, por ejemplo. Pero entonces venía el perro negro, se sentaba junto a mí y me quitaba toda la energía y vitalidad mental del mismo modo que un vampiro te chupa la sangre. Un perro negro que, además, no se conformaba con eso, sino que me decía "Tu vida no tiene sentido ya, no has podido ser sacerdote, que es lo que querías, nada te merece la pena". Es decir, aún tenía puesto mi foco de atención en el Seminario. Quería ser cura y me empeñaba en que debía serlo a toda costa porque sino todo lo que había vivido los años anteriores (peregrinaciones con la Diócesis, el curso Introductorio del Seminario, vivencias con la parroquia) carecía totalmente de sentido. Lo cual es, en cierto modo, lógico pues había volcado toda mi vida hacia el sacerdocio renunciando a otras cosas para ello y el hecho de salir del Seminario fue traumático para mí. En resumen, la depresión es un perro negro que, además de dejarte sin energía, sin ánimos, de alienar tu espíritu, distorsiona tu foco de atención haciendo que tu cabeza tan solo piense en aquello que te hace daño. De ese modo te obsesionas, precisamente, con lo que menos bien te hace.

Con el tiempo, gracias a los buenos amigos que ya tenía y a otros que se subieron en mi autobús vital, logré superar la depresión. Salí muy fortalecido de aquella vivencia de tres años y medio  en compañía de ese perro negro al que conseguí expulsar de mi vida la noche del 9 de junio de 2012 cuando alcé la mirada al cielo, tras una velada en buena compañía escuchando aquella inolvidable Alerta Ovni que me hizo reencontrarme con mi yo de 13 años y vi, entonces, una preciosa, y enigmática, luminaria cruzando el cielo de la sierra madrileña. Desde ese momento cambié el foco de atención en mi vida y me dí cuenta de que, por mucho que considere que la vida sacerdotal es interesante y los curas hacen una buena labor, aquella no era mi vocación. Comprendí que tengo mucho que aportar a los demás, que puedo aspirar a dejar una huella positiva en el mundo, pero que lo haré como escritor y comunicador estableciendo, además, relaciones sinérgicas de colaboración con otras personas. Esa es mi verdadera vocación.

Déjate ayudar y confía en Dios


Cuento esto porque, en esta ocasión, si que he podido disfrutar de Málaga, paseando por sus calles, disfrutando de la conversación en compañía de buenos amigos, conociendo rincones añejos que no había visitado anteriormente y otros que en 2009 aún no existían o, al menos, no eran como ahora. Escribo esto porque me encanta viajar para conocer lugares nuevos y a personas de otras ciudades, países o incluso continentes. No me gusta viajar en plan ir a un Resort una semana, o el típico viaje organizado de unos días en el que ves los monumentos a toda prisa y vas todo el día en autobús (aunque he viajado así). En cambio, me gusta ir de viaje yendo o bien a una ciudad o bien a varias, pero de forma que pueda patearlas bien, comiendo en los lugares donde comen los lugareños e, incluso, haciendo cosas aparentemente banales como ir al cine en esa ciudad. Me resulta simpático pensar "estoy en el cine con los de Santander", o "vaya, voy a ver una obra de teatro con los de Praga", ya que veo en ello un compartir la vida con personas que tal vez sean diferentes, en ciertas cosas, a la gente de mi ciudad, pero con la que, en el fondo, tengo bastantes cosas en común. Mi padre siempre decía que cuando uno va a otras ciudades, o pueblos, especialmente del extranjero, no puede conformarse con visitar los sitios turísticos, sino que es bueno pasear por los barrios donde viven los habitantes de esa ciudad, ya que de esa forma se puede conocer realmente ese lugar y a sus gentes. Además, el ser humano es un animal muy social y, conversando con otras personas, se puede aprender muchísimo, por ello siempre que viajo trato de socializar lo máximo posible, tanto con personas del lugar que ya conocía como con algunas de las personas que me encuentro por el camino (aunque sea simplemente tener una breve conversación con un camarero). Como digo, se aprende mucho viajando, pues es algo que enriquece notablemente, especialmente si se hace de esta forma.

He decidido escribir sobre esto ya que siempre he comparado nuestro periplo vital con los viajes. Se suele hablar del mundo como "valle de lágrimas", pero yo no estoy de acuerdo con ello, pues el mundo, la Tierra, es una Creación maravillosa, un lugar en el que Dios nos ha puesto por algún motivo.  Como creyente, pienso que Dios nos ha creado con una misión específica para cada uno, una vocación mediante la cual podemos ser realmente felices. Con respecto a esto, aclaro que la vocación tiene diferentes dimensiones: Humana, religiosa (la fe personal o la espiritualidad de cada uno) y laboral (dentro de la que puede incluirse el sacerdocio, oficios como la carpintería o el trabajo de ama de casa, historiador, etc.). Hace poco un comentarista me preguntaba ¿Cómo puedo conocer mi vocación, aquello que me gusta y puede ser mi labor en este mundo? Mi respuesta es: mediante la introspección, conociéndote a ti mismo lo mejor posible, y mediante la oración, preguntándole a Dios qué quiere de ti. Pero, sobre todo, es fundamental tener en cuenta que la paciencia debe el principal medio para realizar la misión que estás llamado a realizar en este mundo. Roma no se hizo en un día, del mismo modo la vida, tal como he puesto en el título de este artículo, es un viaje que se debe hacer con calma y perseverancia. Así como viajar por ciudades, pueblos, países... te enriquece, pues aprendes tanto de lo que ves como de las personas con las que te encuentras, el viaje por tu vida, si lo haces atendiendo al momento presente, al "aquí y ahora", es algo que te enriquece. Rodearte de personas positivas, que te influyan positivamente, es importante, como también lo es el alejar de tu vida a quienes te hacen daño, se aprovechan de ti o no te aportan algo bueno (lo que se conoce como personas tóxicas). Leer mucho y bien también te enriquece, discerniendo qué leer (pues, del mismo modo que eliges a los amigos por un criterio razonable, tienes que usar éste para elegir los libros que te hagan bien, que te ayuden y formen como persona). Hace poco escuché al periodista Santiago Vázquez decir que la mente, como tal, no existe, sino que es fruto de las operaciones del alma, del espíritu (bueno, él lo explicaba mejor). Antes he hablado de la depresión. Un alma recia, alimentada por buenos libros, por la oración-meditación, por personas que te influyen positivamente, es más difícil que caiga en depresión, por ello es menos probable que tenga problemas psicológicos, es altamente factible, sin embargo, que sea una persona fuerte anímicamente. Por este motivo un alma sana, una "mente" libre de ataduras anímicas (sin depresión, sin ansiedad...) puede descubrir la misión para la que está llamada en la vida. Pero para ello, no obstante, hace falta tener calma, ser paciente. Suelo decir que, aunque soy madridista, me gusta la filosofía del Cholo Simeone "partido a partido, jornada a jornada". Cada día es una nueva oportunidad para seguir creciendo, para continuar mejorando. En Málaga, tomando una tónica, vi una servilleta en la que ponía "Unas veces se gana, otras veces se aprende". Es decir, no existen los fracasos, no hay derrota alguna. Solo existen las victorias y las ocasiones que la vida nos presenta para que podamos crecer y no nos estanquemos. El otro día, en Cuarto Milenio, Iker Jiménez dijo que "O se evoluciona o se tiende a la extinción". Nuestro viaje por la vida debe ser una continua evolución, un crecimiento personal y espiritual que nos forje como seres humanos. En caso contrario nuestra labor personal será estéril y contribuiremos a la extinción de la estirpe humana.


Lucha por mejorar cada día un poco más


Quizá estas palabras sean duras, pero son muy reales. Precisamente porque la vida es un viaje, nuestro paso por el mundo debe consistir en un crecimiento diario como seres humanos, generando una espiral ascendente que nos permita ayudar a forjar un mundo mejor. Otra de las cosas que aprendí en Málaga ha sido el tema de la interdependencia. Es decir, el ser humano es un animal social, el individuo necesita de la colaboración de los otros, del mismo modo que es importante que colabore con ellos. Depender de otros (salvo por discapacidad o enfermedad) es malo pues nos impide ser libres para realizar nuestra vocación. Ser independiente no es del todo malo, pero tiene el riesgo de volvernos individualistas y egoístas. La persona interdependiente, sin embargo, es quien se responsabiliza de sí mismo y de los demás, quien sabiéndose independiente requiere de la colaboración sinérgica de los otros para lograr sus metas y quien trabaja en equipo por un objetivo común (sea en el trabajo, la parroquia, un equipo de fútbol...). Por ello hago la analogía de nuestro periplo vital con el viajar por el mundo, ya que los otros pueden enseñarnos mucho: "tenemos dos maestros: nosotros mismos y todos los demás", enseña Ángel Lafuente, de ahí la necesidad de ser interdependientes. Si somos individualistas, si hacemos un mal uso de nuestra independencia personal, difícilmente podremos aprender de los demás y seremos incapaces de hacer una aportación positiva al mundo. Si somos interdependientes, si colaboramos con los demás, si nos esforzamos por conocer a personas que puedan ser una buena influencia para nosotros, en cambio, aprenderemos de ellos, lo cual nos enriquecerá de tal modo que podremos ponerlo, junto con nuestros propios dones y talentos, al servicio de la misión para la que hemos nacido, aportando con ello a crear un mundo mejor.

Como conclusión me gustaría, por tanto, dar un mensaje de esperanza a quien esté pasando por un mal momento, por una depresión o un tiempo de bajón anímico. Tal como dice el mencionado Ángel Lafuente, cada uno de nosotros es el ser mas sagrado del mundo, pues hemos sido creados por un Dios que nos ama desde la Eternidad, alguien que nos ha dado dones y talentos que debemos descubrir y potenciar. Para ello, como he dicho, es necesario hacer introspección, oración-meditación, leer y reflexionar ¿Que tienes defectos? Pues claro, no hay ahora mismo en la Tierra ni un solo ser humano que carezca de defectos, que no tenga pecado. De hecho, me atrevo a asegurar que tan solo han existido dos seres humanos intachables, sin defecto ni pecado: Jesús y María de Nazaret, es decir, Jesucristo y la Virgen María. El resto tenemos cosas que debemos pulir, con paciencia, día a día, para superarnos como personas, para crecer humana y espiritualmente logrando así realizar la misión a la que nos sentimos llamados, aquello que nos entusiasma y que deseamos hacer en la vida.
Quizá hoy te sientes triste, por la razón que sea, deprimido, pero si yo he vencido a la depresión tú también puedes. Aprende a quererte a ti mismo, de forma sana. Borra todo diálogo interno negativo, háblate a ti mismo de forma positiva, rodéate de personas que te influyan positivamente y aléjate de las personas tóxicas. Mucho ánimo amigo lector, no es fácil salir de los baches que se nos presentan en la vida, pero es posible hacerlo. Eres lo más sagrado de este mundo, recuérdalo siempre. Ten fe, protege tu paz interior y persevera en tu caminar por la vida. Paz y Bien.



lunes, 11 de abril de 2016

Reflexiones sobre la corrupción política y social

Corrupción: grave problema de nuestro tiempo
Hoy en día se habla mucho de corrupción. Vemos a diario como, prácticamente, los Medios de Comunicación nos dan noticias nuevas sobre ella. Los ejemplos más recientes los tenemos en "Los papeles de Panamá" y en la detención esta mañana de Mario Conde. Todos los partidos tienen algún caso de corrupción en sus filas, incluso hemos visto caer en ello a antiguos miembros de la Familia Real. Se puede decir que se trata de un problema que afecta a todo el conjunto de la sociedad y, aunque tanto la policía como la Justicia ponen toda la carne en el asador para perseguirla, no conseguimos terminar con ella.
Cometemos un error si pensamos que la corrupción es algo propio de "tal o cual partido". No tengo mucha costumbre de ver la televisión normalmente. De hecho, la veo más bien poco, pero lo que menos veo son las noticias. Sinceramente, creo que los telediarios nos presentan como novedades cosas que, en realidad, son caducas y reiterativas, aunque cambien los nombres. Entre la Gurtel y el Caso Filesa en realidad no hay tantas diferencias. Ciertamente, la corrupción es algo que ha existido siempre y que, por desgracia, seguirá existiendo si no ponemos verdadero remedio, si no atacamos sus causas primarias y más profundas.

Como cristiano considero que la corrupción nace del pecado del hombre. Se que es políticamente incorrecto hablar de pecado en 2016, pero lo voy a hacer. De hecho, me gusta ser incorrecto políticamente a la hora de dar mi opinión. .Si leemos la historia de Adán y Eva vemos que ya la Biblia nos habla de corrupción como una trasgresión de las leyes para hacer algo moralmente malo. Dios les había dicho bien clarito: "No comáis del árbol del Bien y del Mal porque moriréis". Se trata de una norma que, personalmente, siempre he interpretado en el sentido de que solo a Dios compete juzgar el bien y el mal cometidos por el hombre. Hablo en términos teológicos, claro está, evidentemente los jueces tienen instrumentos para juzgar según la ley humana... y deben hacerlo siempre que esta sea moralmente aceptable, lógicamente. Ya Heráclito hablaba de una Ley Universal, de un Logos Universal que debe regir nuestra conducta y que podríamos considerar como análogo a los Diez Mandamientos de nuestra cultura judeocristiana. Según el filósofo griego, el juez humano debe legislar basándose en ese Logos Universal, Divino, y no según el arbitrio humano (por eso el aborto, por mucho que sea legal en algunos países, es moralmente inaceptable y, por ende, un pecado que, además, podemos considerar como el más grave, pues atenta contra la Ley Universal, o el Quinto Mandamiento, para satisfacer intereses humanos. Igual que al hombre no le compete juzgar el Bien y el Mal, tampoco el hombre tiene potestad para quitar la vida a un ser humano; y, arrancar la vida de una criatura en el vientre de su madre es lo mismo que matarla, por ello supone violar esa Ley Universal, ese Mandamiento Divino. Por eso es pecado, aunque muchos no quieran enterarse. Por mucho que el hombre se construya un logos propio, este siempre estará por debajo del Logos Universal. Tan sólo en esa Ley Universal, en esos Mandamientos, está la Verdad que debe regir nuestra conducta humana.

¿Bajo qué bandera te posicionas?

Pero sigamos con Adán y Eva. Tenían una Ley clara establecida por Dios: No tocar ese árbol. La serpiente (que simboliza igualmente la tentación avariciosa del hombre) les hace comer de ese árbol prometiéndoles que serían "como dioses". Si nos paramos a observar la actitud vital de los corruptos, vemos que actúan con soberbia, como si realmente se creyeran impunes, como revestidos por cierto hálito de divinidad... en definitiva, el corrupto se ha erigido en su propio dios y por eso se cree con poder para hacer y deshacer a su antojo, incluso para llevarse el dinero que es de otros (o de todos, mejor dicho). Cuando Rato, Bárcenas, los de los ERE, los de Filesa, o los más recientes de "los papeles de Panamá" y Mario Conde... cuando esta gente roba no lo hace, precisamente, bajo una actitud de humildad. Al contrario, roban creyéndose que, por el cargo que ostentan, son más que nadie. De hecho, me los imagino robando y dándose golpes en plan "Lobo de Wall Street", como diciendo "que grandes somos". Los corruptos son personas que, al sentir la tentación de llevarse dinero público, de aceptar regalos o negocios turbios, y creyéndose impunes por su cargo, caen en el mal y roban. Pero, no obstante, seríamos ingenuos si creyéramos que esas acciones son algo propio y exclusivo de tal partido, o de tales personas. En realidad, cualquiera puede caer en la corrupción si no tiene una conducta moral irreprochable y un código ético plenamente asentado. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, enseñaba Jesús. Y, desde luego, no hay ahora mismo en la tierra nadie que pueda decir que es tan santo como Jesús de Nazaret o como la Virgen María. Nadie. De hecho, salvo ellos, no ha habido ningún otro ser humano que podamos decir que era totalmente perfecto.

Aunque hoy casi nadie habla de pecado, este sigue estando vigente. Al igual que sucede con el demonio, ese gran mentiroso, que sigue existiendo pese a que muchos (incluso católicos) no lo crean. El pecado es, ni más ni menos, alejarse de Dios o, si lo quieren mis lectores no creyentes, alejarse de la Ley Universal, esa que, si la cumplimos fielmente, garantiza nuestra integridad moral. Todos somos pecadores, por tanto cualquiera puede caer en la tentación de cometer un hecho inmoral, como por ejemplo robar. Rodrigo Rato no es un señor que estaba, tan ricamente, en su despacho y que tuvo "la mala suerte" de robar. No, nada de eso. En realidad, Rato es un ser humano, alguien imperfecto sin la Gracia de Dios, una persona que tuvo la tentación de robar y, al estar alejado de Dios y al no querer cumplir su Ley, la Ley Universal, cayó en ello y se apropió de lo que no era suyo. Pero no lo hizo por que sea peor persona que otros, sino que robó porque el demonio, a través de la tentación, le hizo creer que sería una especie de Dios, que tendría más dinero y poder, en definitiva, que no ocurriría nada si se llevaba ese dinero. Pero se pilla antes a un cojo que a un mentiroso. Por eso Rato, por más que fingiera ser alguien íntegro, terminó siendo cazado. Aunque la mona se vista de seda mona se queda. Se puede rebatir esto diciendo que tal vez hay corruptos a los que no pillan, o que se libran de la cárcel, o son encarcelados pero salen al poco tiempo. Sin embargo, creánme, aunque se enriquezcan terrenalmente tendrán su paga, y no precisamente buena, el día que bajen a la fosa y se presenten ante el Altísimo.

Explicación sobre lo que son las estructuras de pecado

En cualquier caso, hay un segundo aspecto del que me gustaría hablarles: Las estructuras de pecado. Seguiré siendo muy políticamente incorrecto, pero son mis costumbres reflexivas, por lo que debo respetarlas. Corruptos los hay tanto en partidos políticos como en la familia real... Pero cabría preguntarse ¿el problema quien es, la institución o el corrupto? Es la pescadilla que se muerde la cola ¿Fue primero la institución corrupta o primero fueron los corruptos? Podríamos decir que los políticos corruptos pertenecen, precisamente, a partidos políticos que podemos catalogar como estructuras de pecado. Cuando partidos como PP y PSOE han legislado durante décadas una serie de leyes inmorales (aborto, divorcio...) que han sido refrendadas por la Corona, no es raro que entre los miembros de esos partidos se den casos de corrupción ¿Cómo no va a haber corruptos en el PP cuando ese partido defiende leyes que atentan contra lo más sagrado: la vida humana? Esa pregunta vale para cualquier partido, tanto PSOE como Podemos, CIU, etc. Cuando unos políticos muestran tal desprecio hacia la vida humana, cuando son capaces de legislar para que se mate a una pobre criatura en el seno de su madre ¿Cómo van a sentir pudor a la hora de robar? Robar es malo, pero peor pecado es, sin duda alguna, quitarle la vida a otra persona, máxime cuando se trata de un bebé indefenso. Si una persona es capaz de apoyar y legislar leyes para asesinar bebés no debemos extrañarnos cuando esa misma persona después cae en la corrupción económica. Se trata de un político que primero fue corrupto moral, después fue corrupto económico. Precisamente el otro día reflexionaba sobre una cuestión que viene al caso. Hoy en día apenas se ven niños con Síndrome de Down, lo cual se debe a esas leyes inmorales y a la deformación que, desde diversos altavoces de la sociedad, se está ejerciendo sobre la conciencia de las personas. Entonces ¿Cómo no va a haber corruptos? ¡Lo raro es que no haya más! Se está produciendo un autentico genocidio contra un grupo de personas simplemente por que tienen problemas de salud. Pero, eso sí, luego hay un niño que se suicida por acoso escolar y todos con el rostro compungido, hay un caso de racismo y todos a poner mensajes de repulsa en Facebook. Sin embargo, poca gente mueve un dedo para defender la vida de los niños con Síndrome de Down, de los bebés en general ¿Cómo no va a haber corrupción en nuestra sociedad? ¿Cómo no va a haber ladrones de guante blanco que se llevan el dinero de todos los españoles. Los políticos, y con ellos una parte de la sociedad, se han creado un logos propio, un logos particular (como diría Heráclito) según el cual les da lo mismo asesinar bebés, romper familias y dejarlas en la calle desamparadas, no importa si hay pobreza e injusticias ¡Porque yo estoy muy bien con mi Iphone! Los políticos legislan incluso contraveniendo derechos fundamentales de la Constitución (tener trabajo y casa) ¿Cómo no van a ser corruptos? ¡Pero si en este país sale más barato robar, si eres poderoso claro está, que cometer un crimen! Se creen impunes, una especie de dioses que pueden hacer y deshacer a su antojo. Pero, reitero lo dicho anteriormente, recibirán su paga cuando se presenten ante el Altísimo. Dichosos los que lloran, porque serán consolados, pero ¡Hay de quienes rien mientras pisotean a los débiles porque llorarán pidiendo clemencia!

En cualquier caso, la corrupción no es algo exclusivo de la clase política, sino que se trata de un problema extendido por toda la sociedad. Salvo que se demuestre lo contrario, los políticos no son extraterrestres que han bajado de una nave espacial. Son personas que han nacido, crecido, estudiado y trabajado dentro de una sociedad concreta: la nuestra. Lucio Cornelio Sila, un dictador romano, solía decir algo como "soy un canalla, pero soy el canalla al que ha votado el pueblo de Roma". Somos nosotros, con nuestros votos, quienes provocamos que salgan elegidos los políticos que después nos escandalizarán con sus actos corruptos, es la gente normal de la calle la que está dando apoyo a esas estructuras de pecado. Pero hay algo sobre lo que casi nadie habla: la corrupción del ciudadano medio. De vez en cuando leo, en algunos foros de Internet, discusiones en las cuales los foreros hablan sobre cuestiones como "¿Qué haces si te encuentras una cartera en la calle?" En más de una ocasión he leído perlas como "Cogería el dinero y echaría la cartera al buzón". Es decir, hay personas que son capaces de afirmar que se quedarían con un dinero que no es suyo. Aunque se trate de poco dinero, eso también es corrupción. A pequeña escala, pero se trata de corrupción; Y, hay muchas formas de ser corrupto siendo tan solo un ciudadano medio. Por ejemplo, pagando en negro a los empleados, no cobrando con factura un trabajo realizado (carpintero o electricista, por ejemplo), contratar a un extranjero antes que a un español porque así le pagas un sueldo menor.... Ocurre que más de uno de los que braman contra la corrupción de los políticos después, en su día a día, cometen pequeñas formas de corrupción ¿De qué te sirve clamar contra la corrupción de tal o cual partido si después te quedas el dinero de una cartera que te encuentras por la calle? Si hay algo que no soporto es, precisamente, la hipocresía; y, desde luego, este tipo de personas me parecen muy hipócritas. Los políticos son hijos de la sociedad en la que han nacido. Si han crecido viendo corrupción a su alrededor no podemos después extrañarnos de que ellos también sean corruptos.

Actuar bien o actuar mal ¿Qué eliges?

Analizados estos puntos, y sin creerme más que nadie ni mejor que otros, me atrevo a plantear soluciones para luchar eficazmente contra la corrupción. Lo fundamental creo que debe ser trabajar a "la persona del espejo", es decir a esa persona que vemos en el espejo cuando nos lavamos la cara al levantarnos.Decía el adagio griego "Conócete a ti mismo", amigo lector, si me permites el tuteo, ¿Té conoces, realmente, a ti mismo? ¿Sabes cuales son tus virtudes y defectos? Dedica unos minutos al día a reflexionarn y busca esas cualidades que debes potenciar y los defectos que has de pulir. No señales con el dedo a "los corruptos". Mira si, realmente, estás actuando con integridad moral en tu vida diaria y, si es así, da ejemplo de ello con tu actitud corrigiendo, fraternalmente, a esas personas de tu entorno que estén actuando inmoralmente. No hay forma de amor más bella que corregir al que yerra y enseñar al que no sabe.
Por último, para finalizar, veo con preocupación que algunos defiendan que se quiten de las aulas asignaturas que considero fundamentales, especialmente filosofía o religión. Con respecto a esta última, habrá quien lo reclame en aras de una "laicidad" que no es sino mero laicismo hostil anticristiano. Lo que nadie puede negar es que los Diez Mandamientos son impecables a la hora de formar a una persona para que sea honrada, honesta e íntegra moralmente. Lo mismo sucede con la filosofía. A Sócrates lo mataron acusándolo de "corromper" a la juventud. En realidad, lo que hacía era formar a los jóvenes frente a la corrupción de los políticos. Por eso se lo quitaron de enmedio, como harían siglos después con un joven palestino que enseñaba "la Verdad os hará libres": Jesús de Nazaret. Quienes quieren quitar filosofía y religión de las escuelas son los mismos que han robado y/o pertenecen a estructuras de pecado, que curioso ¿No? como decía aquel Nazareno: la Verdad os hará libres, recordadlo.

viernes, 4 de marzo de 2016

El que no trabaja, que no coma

He usado esta provocadora frase de San Pablo con el objetivo de reflexionar sobre un tema que hoy está en boca de todos: el trabajo.


Sé que suena políticamente incorrecto decirlo en un tiempo como este, con tanto paro en nuestro país, pero creo que realmente hay trabajo y se puede trabajar, siempre que se quiera, claro está. La clave está en focalizar nuestra atención, en conocernos a nosotros mismos de cara a ser conscientes de nuestros dones y talentos. Decía el Padre Tomás Morales que "el trabajo es cantera de todos los valores humanos. Les proporciona el material indispensable: reflexión y constancia. Responsabilidad y corazón viven y se desarrollan en el mundo sin fin del trabajo, entendido en su sentido más amplio". El trabajo no sólo dignifica al hombre sino que puede ayudarle en su crecimiento personal, intelectual y espiritual. Para los cristianos, el trabajo es algo que contribuye a la santificación de la persona. Pero siempre que no sea un trabajo mercantilizado. El Papa León XIII en su Rerum Novarum denunciaba "como cosa vergonzosa e inhumana explotar a los hombres como si fuesen mercancía". Continuaba el Padre Morales diciendo que "Trabajo/estudio y persona se identifican. Son ríos que manan del mismo manantial oculto, del yo, del alma que actúa sus potencias. El trabajo del hombre es espiritual (...), no actúa por instintos sino gobernado por una personalidad racional y libre. La suprema recompensa del trabajo no consiste en lo que te permite ganar, sino más bien en lo que te hace llegar a ser". Para este sacerdote, el trabajo encierra tres tesoros: Embellece tu carácter pues te hace reflexionar, ser constante y responsable. El trabajo enriquece al mundo pues puedes contribuir al bien común y, al mismo tiempo, aprovechar los dones y talentos que Dios te ha dado. Cita este clérigo a Pasteur, quién decía "habría cometido un robo si hubiese pasado un día sin trabajar". El tercer tesoro del trabajo, dice el clérigo, es que te hace colaborador de Dios en su obra creadora, redentora y santificadora utilizando los materiales que Dios te ha dado: inteligencia, voluntad y corazón. Cita al Cardenal Villot, Secretario de Estado de Pablo VI, quien dijo "Cada trabajador -jefe de empresa, asalariado, peón o técnico, artesano o comerciante, obrero agrícola o industrial, miembro de profesiones liberales o estudiante- se unifica con la obra creadora del Padre, la obra redentora del Hijo, la obra santificadora del Espíritu y se prepara para la manifestación gloriosa del Señor". El cuarto tesoro, prosigue el padre Tomás Morales, es que "El trabajo profesional te identifica con Cristo pues prolongas sus horas de Nazaret, sus años en la tierra, su silenciosa vida eucarística en trabajo continuo de adoración al Padre, de redención de almas. El trabajo del hombre está en este mundo, pero su fin trasciende la tierra. Cada segundo del trabajo diario se eterniza si lo haces por amor pues, como dice Santa Teresa de Jesús, solo este da valor a todas las cosas". Concluye el sacerdote citando la Didaché, la cual decía que "el que no trabaja es un traficante de la doctrina de Cristo. Se debe trabajar con alegría pues el amor, tal como decía la santa abulense, hace tener por descanso el trabajo".



Quizá lees esto y estás deprimido porque no encuentras trabajo, quizá te sientes infeliz al no verte valorado por tu jefe o tus compañeros de trabajo. Yo te digo: Realmente vales mucho, eres lo más sagrado que hay en este mundo, así que no te infravalores y explota todo el potencial que hay dentro de ti. Tal vez no seas creyente, pero debes saber que, en cualquier caso, eres una criatura de Dios. Él te ha creado y te ama desde la Eternidad, por ello te ha asignado un papel en este gran teatro que es la vida. Todos valemos para algo, todos tenemos dones y talentos que hemos de descubrir para trabajar y poder aportar algo a los demás, ganando con ello en autoestima y en respeto a nuestra propia dignidad personal. Dices "No hay trabajo", yo te pregunto ¿Acaso has buscado bien? Es posible que te decantases por una carrera universitaria que no era lo tuyo, unos estudios que no casaban con tu vocación. Quizá hay cosas en tu vida que debes pulir de cara a encontrar trabajo (aprender idiomas, formarte mejor, ser más positivo). Puede ser que te estés empeñando en ir por un camino que no tiene salida y en tu vida se te hayan presentado otros caminos laborales que, o bien no supiste ver, o bien  no te atreviste a tomar. Yo te animaría, amigo lector, a hacer introspección, a conocerte a ti mismo ¿Cómo eras de niño? ¿Qué te gustaba hacer? Quizá te gustaba dibujar o tal vez en algún momento de tu infancia o juventud pensaste en vivir y trabajar con los animales, acaso siendo pastor o ganadero. Hoy en día se comete un grave error que nos está perjudicando mucho sin que seamos conscientes de ello. Tendemos a pensar que el trabajo solo puede ejercerse o bien en la obra (en lo que incluyo carpinteros, fontaneros, etc.), o bien trabajar en una oficina o dentro del mundo hostelero y turístico. Sin embargo, hay tantas posibilidades laborales como personas en el mundo. Como he dicho antes, todos valemos para algo, todos tenemos dones y talentos en nuestro interior que debemos potenciar. No debemos, eso si, sentirnos desdichados si no podemos trabajar en determinadas cosas por carecer de dones para ello. Yo no canto bien, por lo que no valdría para ser tenor, lo cual no quiere decir que no pueda hacer otras cosas. Por ejemplo se me da bien escribir, es algo que me gusta y agrada. Por ello escribo todo lo que puedo. Con mayor o menor entusiasmo, pero escribir me entusiasma.

Por ello, amigo lector, te invito a eliminar de tu vida mensajes tóxicos como "no encuentro trabajo", "la cosa está muy malita", "los empresarios no contratan y encima piden tal y cual"... Yo me atrevo a decirte algo que tal vez no te hayas planteado: No busques trabajo ¡Créalo! Crea tu propio trabajo. Cónocete a tí mismo, tal como decían los griegos, descubre qué dones y talentos permanecen ocultos en ti, desentiérralos y ponte a trabajar con ellos. Diferénciate del resto, no hagas como ellos, no seas masa. Si lo piensas, cuando enviamos el C.V. a una empresa en realidad estamos mendigando un trabajo. Yo creo que tu, querido lector, vales mucho como para ir mendigando por ahí. No te conformes con la mediocridad de quien pasa los lunes al sol esperando que alguien le dé un trabajo. Trabaja en aquello que te gusta, crea tu propio trabajo y deja de depender del resto. Decía San Francisco de Asís que debemos trabajar en aquello que no dañe la salud de nuestro alma y pueda ser ejecutado decorosamente Este santo también decía "procuren ejercitarse en obras buenas, porque está escrito: ·haz siempre algo bueno para que el diablo te encuentre ocupado·. Y también: La ociosidad es enemiga del alma". Por tanto, no te complazcas en vivir ociosa y mediocremente mientras esperas que alguien te de un trabajo. Busca una ocupación en tu día a día que te ayude a estar bien psicológicamente y te mantenga ocupado. Como diré más adelante, esto puede incluso ayudarte a encontrar trabajo en el futuro. En su testamento el santo italiano dijo "Los que no saben ninguno (oficio), apréndanlo, no por codicia de recibir la paga del trabajo, sino para dar ejemplo y para desechar la ociosidad". Tampoco seas tan mediocre de echar la culpa a otro porque no tienes trabajo (por ejemplo a los políticos, empresarios...), pues es de espíritus débiles echar la culpa al otro sin ver que tal vez no estamos actuando responsablemente en nuestra vida. No va a venir Rajoy, Amancio Ortega o Barack Obama a tu casa a ofrecerte trabajo. Desengañate. Tienes que ser tu, con tu esfuerzo diario, el que logre avanzar en tu camino laboral. Para un cristiano es importante saber que el trabajo profesional, como decía el Padre Tomás Morales "evita estar ocioso, lo cual es el origen de todos los males pues, como decía B. Franklin el que no hace nada está apunto de hacer el mal". Para el sacerdote "Dios ha puesto el trabajo como centinela de la virtud pues cuando hay trabajo la tentación no acecha. Una vida ociosa, dice, es muerte anticipada" pues te lleva a sentirte vacío y a perder el verdadero sentido de la vida ya que una vida sin un objetivo claro acaba convirtiéndose en un mero transcurrir de días y horas carente de sentido que te lleva a depresiones, a comerte la cabeza con tonterías, a estar de mal humor, etc. Dice el Padre Tomás Morales que "la pereza daña más la salud que el esfuerzo y un cerebro ocioso es el taller del diablo (o de los problemas psicológicos)".



Reconozco que no me gusta nada Apple, de hecho soy anti Apple, pero es justo reconocer la valía de Steve Jobbs. Como sabemos, este hombre supo conocerse a sí mismo, se dio cuenta de sus propios dones y talentos y de cuales eran las necesidades de los demás. Había algo que le entusiasmaba, la tecnología, y se puso a trabajar en ello, aportando lo mejor de sí mismo para hacer más fácil la vida a los demás. A mi no me gustan los productos de esa compañía, pero es cierto que facilitan la vida a personas de mi entorno, lo cual me alegra. Steve Jobbs no pasó los lunes al sol, sino que se esforzó con su trabajo para contribuir a un mundo mejor. Tú también puedes hacerlo, si te lo propones. Pero para ello debes conocerte bien y potenciar tus propias cualidades. Es probable que no te hagas inmensamente rico, como Bill Gates, quizá no logres ser un líder y creador de opinión como es el Papa Francisco o, tal vez, no consigas la fama de Ken Follet o Leonardo di Caprio. Pero, amigo mío, tienes mucho que aportar en este mundo con tu trabajo. Puedes ser escritor, agricultor, carpintero, jardinero, repostero... hay infinidad de oficios. Para cada una de estas labores se requieren determinados talentos. Sí, a lo mejor no se te da bien escribir o serías un mal carpintero. Pero resulta que te gusta mucho la naturaleza y un día descubres que se te da bien la agricultura. Ahí puede estar tu puesto de trabajo. Es cierto que se trata de una labor dura pero a la vez muy satisfactoria para quien disfruta realmente con ella. A veces, cuando camino por Azca me pregunto ¿Cuántos oficinistas amargados con potenciales cualidades agrícolas habrá? Serían más felices trabajando en el campo, aunque ganasen menos dinero. Pues el trabajo dignifica al hombre, pero no se debe trabajar exclusivamente para ganar dinero. Creo que conviene desacralizar al dinero. Trabajar para vivir, no vivir para trabajar.

Hoy en día, gracias a Internet, se abren infinítamente las posibilidades de aprender un oficio, incluso para ejercerlo en cualquier lugar del mundo. Tan sólo tienes que salir de tu área de confort ¿Cuánto tiempo dedicas, en tu día a día, a ver la tele o el Internet más pueril (redes sociales, foros..)? Cada minuto que malgastas con estas cosas es un minuto que pierdes en tu vida, un minuto que jamás podrás recuperar, que ya no podrás invertir para mejorar tu vida. Piénsalo. Quizá lo pasaste muy bien viendo aquella serie, incluso disfrutaste con aquellas discusiones de tal o cual foro de Internet. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que ha pasado el tiempo y no has logrado trabajar en lo que de verdad te llena. Incluso es posible que no puedas trabajar porque no sabes idiomas, porque no tienes experiencia y porque no te has preocupado en aprender otros oficios o en reinventarte. Entonces te deprimes, lo pasas mal, sufres... y echas de menos no haberte esforzado cuando pudiste. Lo que no se puede es dejar pasar el tiempo sin hacer algo edificante y productivo. Recuerda que Jesús pasó treinta años en el taller de Nazaret antes de salir a predicar la Buena Nueva por toda Palestina pues "no vino para ser servido, sino para servir (MT 20,28)". Debes tenerlo en cuenta, especialmente si eres cristiano, pues no puede ser más el aprendiz que su maestro.

Pero aún estás a tiempo. Si continúas leyendo esto y no te has ciscado en mí por lo que he dicho, entonces te merecerá la pena continuar leyendo. Permíteme que insista: No busques trabajo, créalo. Analízate, conócete a ti mismo, descubre qué dones y talentos tienes y trabaja con ellos. Dedícate a trabajar en lo que realmente te llena, sin fijarte en el éxito de los demás, sin obsesionarte porque tu cuñado gana más o menos dinero. Debes trabajar con constancia, amor y esfuerzo, atendiendo siempre al momento presente. No pienses en el ayer o el mañana. Piensa en el aquí y ahora, ten una buena actitud y camina por la vida lleno de confianza en ti mismo. Eres lo más sagrado de este mundo, quiérete un poco. Poco a poco, si tienes fe, constancia y perseverancia, lo lograrás. Trabaja en lo que te enriquezca por dentro y te permita vivir. Trabaja para vivir, no vivas para trabajar. Sal de tu área de confort y establece nuevas relaciones personales. Júntate con personas de tu ámbito laboral, o relacionada más o menos con él, pues quizá algún día puedas llegar a trabajar en equipo con esa gente.



Punto fuerte de este artículo: Ten capacidad de reinventarte. Si ves que no logras emprender un camino laboral, si te estancas, si no te sientes motivado reinvéntate. No pasa nada por aprender un oficio distinto con treinta, cuarenta o sesenta años. Conozco una persona que con setenta años comenzó a pintar cuadros y a día de hoy vive su jubilación feliz por las obras pictóricas que va realizando. No las vende sino que las regala a familiares y amigos. Pero podría venderlas y ganar dinero. Se reinventó a sí misma y no vive una vida aburrida y tediosa sino que se siente realizada por su labor pictórica. Tu puedes hacerlo también. Otro punto fuerte de este artículo. Como digo, no debes buscar trabajo sino busca oportunidades de colaborar sinérgicamente con otras personas. Te lo explicaré con un ejemplo:
Eres periodista. Mandas tu C.V. a periódicos, radios, televisiones... sin éxito. En la actualidad, con Linkedin y las redes sociales (que bien utilizadas son una maravilla) tienes la oportunidad de conocer gente de tu ámbito laboral con las que puedes trabajar en equipo. Claro está, no basta con conocer a estas personas sino que debes ponerte a trabajar ya. Pero sigamos con el ejemplo. Eres un periodista al que le gusta el tema de los conflictos bélicos o internacionales. Surge un nuevo conflicto: Ucrania. Si eres listo (y sé que tú, amigo lector, lo eres), harás un seguimiento del conflicto lo más cercano posible: te informarás a través de los medios de comunicación nacionales e internacionales, blogs especializados, seguirás en Twitter a ucranianos y periodistas que estén allí. Entonces crearás un blog y escribirás en él a diario. Si eres espabilado y ofreces calidad (ojo a esto, es importante si quieres diferenciarte de la masa), lograrás crear impacto y tener seguimiento ¿Te suena de algo esta historia? Principia Marsupia comenzó así. Presentó su trabajo hecho a un periódico y, les gustó por su calidad y le contrataron.

La idea, por tanto, es la siguiente: ¿Te gusta algo? Trabaja en ello a diario, ten constancia y esfuérzate por ofrecer calidad. Preséntale tu trabajo a quienes puedan contratarte. Pero no lo hagas como quien pide limosna o mendiga trabajo sino hazlo como alguien que ya está trabajando. Si tienes talento y un trabajo realizado podrás ponerte a disposición de esa empresa para establecer una relación laboral fructífera basada en la colaboración sinérgica. Concluyo, no busques trabajo, créalo, establece relación con personas de tu ámbito laboral que te puedan ayudar y llama a puertas ofreciendo tu colaboración para trabajar allí pudiendo presentar un trabajo y una experiencia previa (aunque no se considere laboral en sentido de cotizar o trabajar con un contrato). No te garantizo el éxito seguro pues depende de tu esfuerzo, constancia, fe y, sobretodo, del amor que pongas en tu trabajo diario.

Ánimo, no busques trabajo....¡Créaloª

viernes, 22 de enero de 2016

Acoso escolar, una lacra a extirpar de nuestra sociedad


El acoso escolar se ha vuelto a cobrar una nueva víctima en nuestro país. Se llamaba Diego y tenía 11 años, toda una vida por delante. El pasado 14 de octubre decidió saltar por la ventana. Quizá, en su último saltó,  pensó en aquellas palabras escritas en su momento por Jokin Ceberio "Libre, oh libre seré, aunque paren mis pies".  Diego, antes de saltar, dejó escrita una carta dirigida a sus padres prometiendo que nunca les olvidaría y dándoles por haberle "enseñado a ser buena persona" (su padre) y cuidarle "muchísimo" (su madre). En dicha misiva recordaba también a sus abuelos y a su hermano Lolo. Por último explicaba que había tomado esa decisión porque le aterrorizaba ir al colegio y no encontraba otra forma de no ir allí. "No aguanto ir" escribió al tiempo que pedía a sus padres que no le odiasen por tomar esa drástica decisión.

Todas las historias de terrorismo escolar (verdadero nombre de esta lacra) guardan paralelismos, es cierto. Pero veo una especial similitud entre la historia de Jokin Ceberio y la de Diego:

En primer lugar, un niño que se ve indefenso ante el insistente acoso y derribo al que le someten sus propios compañeros. Estoy muy cansado de leer "eso se ha hecho siempre" o "en todas las clases estaba el típico friki al que todos marginaban". Ambas frases me parecen una completa estupidez, sinceramente. Lo de "se ha hecho siempre" es una falacia sin sentido. También en la Antigua Roma había luchas de gladiadores. Un día se suprimieron ¿Tendría sentido que alguien hubiera defendido su vigencia "porque se ha hecho siempre"? No. Al menos tratándose de personas con dos dedos de frente. En Estados Unidos se discriminó durante siglos a los negros ¿Tendría sentido que se hubiera seguido haciendo "porque se ha hecho siempre"? No. El hecho de que algo se haya hecho siempre no implica que se trate de algo moral. En cuanto a la segunda frase. Aún siendo cierto "que en todas las clases..." (que tampoco estoy seguro de que esto haya ocurrido en todas las clases desde que existen los colegios/institutos) cabría preguntar a quienes defienden ese tópico ¿Te parece normal? Porque a mí, desde luego, no me parece en absoluto normal. Ni como persona, ni como cristiano, me parece normal. Tampoco creo que, moralmente, alguien puedan defenderlo. Todos, como ser humanos que somos, tenemos derecho a ser tratados correctamente por los demás. Podrán cuestionar nuestra fe, nuestra forma de pensar, etc. Pero nadie tiene derecho a insultar, vejar, calumniar, agredir física o verbalmente a nadie. Lleve gafas, tenga granos o sea pelirrojo. Sea cura, judío o ateo. Esté de acuerdo con ideologías de derechas o de izquierdas. Sea del Madrid, del Barça o del Celta de Vigo. Es un ser humano y tiene derecho a ir al colegio, instituto, trabajo, parroquia, universidad o donde le salga de las narices ir sin que nadie agreda su dignidad humana. Por cierto, otro tópico es "los padres son quienes deben enseñar modales, la escuela no está para eso". De acuerdo, pero durante el horario lectivo los profesores son quienes deben velar porque los niños no tengan ningún problema. Es su deber moral y profesional. Tal vez seas profesor de matemáticas y quieras enseñar la raíz cuadrada a tus alumnos. Es tu deber hacerlo. Pero, igualmente, estás moralmente obligado a parar inmediatamente el acoso escolar si se produce en tu clase o colegio-instituto.
 
En segundo lugar. Vuelve a repetirse, al igual que sucedió en el caso de Jokin Ceberio, y en otros tantos casos, el hecho de que tanto el propio colegio como los profesores hacen mutis por el foro e intentan evadir su responsabilidad. Al parecer la policía y Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid cerraron en su momento el caso. Posiblemente esto se debió a la negativa por parte del profesorado y la dirección del centro a la hora de colaborar. Al parecer no se trata del único caso de terrorismo escolar sucedido en ese centro educativo. En 2010 ya una niña del mismo colegio intentó suicidarse ante el acoso al que la sometían sus compañeros. De hecho en los últimos años ha habido varias denuncias de alumnos de ese mismo centro educativo. Junto con Diego, además, hubo varias personas de su entorno a quienes los matones infantiles sometieron a vejamientos y prácticas terroristas. Por eso, que no me vengan con excusas desde ese centro educativo con que "no detectaron nada". Cuando son tantos casos en un mismo colegio (y a determinada edad, ojo con este detalle) algo está pasando y nadie quiere verlo ni hacer nada por impedirlo. ¿Por qué digo que me recuerda el caso de Diego al de Jokin Ceberio? Precisamente porque también en el instituto donde estudiaba este niño hubo algún caso anterior y posterior. Nadie hizo nada para evitarlo. Aunque, para más inri, en el caso de Jokin tres de sus acosadores eran hijos de profesores del centro. Pero ese instituto, al igual que el colegio de Diego, negaron que se hubiera producido acoso escolar. De hecho, parece ser que el director del colegio madrileño ha tenido la poca vergüenza de negar que sucediera. Vuelvo a insistir, son varios casos. Algo está pasando. Tengan la decencia de actuar. Y si no lo hacen, al menos cierren el chiringuito. No sigan permitiendo que haya más niños dañados allí. Pero además, el colegio lo llevan sacerdotes. Me disculparán la incorrección política pero en este caso los responsables del colegio pecan doblemente. Cometen pecado por mentir y cometen pecado por no haber socorrido a ese niño como debían haber hecho. Por cierto, volviendo al tema Jokin, se dio el caso de que padres de los acosadores le acusaron de haber provocado problemas en la cuadrilla. Ocurrió que pillaron a Jokin y sus acosadores fumando porros en un campamento de verano. El monitor, como era su obligación, envió cartas a los colegios. Todos, menos Jokin, las interceptaron. La acusación de los padres de sus agresores vino precisamente por esto, por no inteceptar la carta. Los padres de Jokin se enteraron y, en consecuencia, todos los demás.

En tercer lugar. Cabe citar a Arturo Pérez Reverte. Hace tres años se suicidó en Asturias una niña a la que vejaban e insultaban "porque era bizca". Se llamaba Carla. El escritor escribió el año pasado un artículo titulado "esas jóvenes hijas de puta". Si, utilizó unas palabras duras y fuertes para el titular. Palabras agrias como las que yo estoy utilizando para escribir este artículo. Decía Pérez Reverte frases como "Pero hagan el favor. Vuelvan ustedes atrás y piensen. Imaginen. Una chiquilla de catorce años, antipática para algunas compañeras, a la que insultaban a diario utilizando su estrabismo -«Carla, topacio, un ojo para acá y otro para el espacio»-, a la que alguna vez obligaron a refugiarse en los baños para escapar de agresiones, a la que llamaban bollera, a la que amenazaban con esa falta de piedad que ciertos hijos e hijas de la grandísima puta, a la espera de madurar en esplendorosos adultos, desarrollan ya desde bien jovencitos." Algo similar pasó con Jokin Ceberio. Una series de hijos de puta, parafraseando al escritor, se dedicaban a hostigar día sí día también a un pobre chaval cuyo único "delito" fue hacerse sus necesidades encima por no poder entrar al cuarto de baño. Durante un año estuvieron acosando, día sí, día también, a Jokin Ceberio recordándole su "cagada" celebrando, incluso, el aniversario lanzando rollos de papel higiénico en la clase. Como diría Pérez Reverte, y perdónenme la crudeza, hay que ser hijo de puta. Además, no se conformaron con eso, sino que incluso le agredieron en las fiestas del Alarde de Hondarribia y amenazaron de muerte a una niña que danzó en honor de Jokin (me refiero al Aurresku, la niña lo bailó durante el funeral del niño).  En el caso de Diego "se metían con él otros niños y siempre estaba triste (...) Otra niña relata como ella era muy amiga de Diego y un tercer compañero. Los tres sufrían la persecución de un grupo de tres niños y niñas, dos de los cuales estaban protegidos porque uno era el hijo de un profesor y otro de un catequista. A Diego le llamaban “empollón de mierda, maricón, soso”, según la niña.".  Como bien dice Arturo Pérez Reverte (con quien no siempre estoy de acuerdo, pero en este caso si) hace falta ser muy hijo de puta para insultar constantemente a una niña por ser bizca, hay que ser un canalla para agredir física y verbalmente a un niño porque un día tuvo la mala suerte de hacérselo encima. Hay que ser un terrorista, en definitiva, para insultar, hostigar y agredir a un niño. Por cierto, al igual que en el caso de Jokin, uno de los agresores era hijo de un profesor y otro de ellos hijo de un catequista. Quizá este es el verdadero motivo, al igual que sucedió con el Instituto de Jokin, por el que el colegio se abstuvo de defender al niño. Además, por desgracia, parece que a los colegios les resulta más rentable que el niño se cambie de centro educativo. Parece que expulsar a los agresores no les resulta rentable a los muy sinvergüenzas. Diego, Jokin y Carla, al igual que otras víctimas del terrorismo escolar, eran niños que tenían toda una vida por delante. Niños que tendrían que haber pensado en jugar, salir con los amigos, o en ligar... a su edad debían haber pensado en cualquier cosa menos en quitarse la vida por culpa de una panda de terroristas que aprovechaban la impunidad de la que gozaban para hostigarlos. Jokin, Diego y Carla no querían ir al colegio. Tenían autentico miedo a encontrarse de nuevo con los terroristas. He leído algún comentario desafortunado en el que ponían en duda la historia de Diego porque "cómo es posible que los padres no lo supieran". Pues por la misma razón por la que una mujer agredida por su marido no se atreve a denunciar: miedo, vergüenza o, simplemente, no querer ser un "chivato". Cuando le preguntaron a Jokin que por qué no dijo nada preguntó ¿Qué queréis, que me maten a hostias? Tenía tan sólo catorce años y hablaba con crudeza. Era incapaz de comprender lo que le estaba sucediendo a él, que hasta apenas un año antes había sido un chico sociable, con muchos amigos. Diego y Carla, igualmente, no querían ir al colegio, estaban aterrorizados ¿Hay derecho a esto? No, creo definitivamente que el terrorismo escolar es un tumor a extirpar.



Entre los jóvenes en edad escolar de nuestro país hay un 81% que está muy preocupado por el terrorismo escolar. Creo sinceramente que se trata de un problema que debemos erradicar entre todos. No hay excusas para no hacerlo. En primer lugar, todo comienza en casa. Los padres deberían educar a sus hijos en el respeto a los demás, en el "trata al otro como te gustaría ser tratado". Por desgracia vivimos en una sociedad carente de valores. Los niños son como esponjas. absorben todo lo que se les enseña, tanto lo bueno como lo malo. Si los niños, que suelen tener a los padres como modelo, ven que estos se comportan con agresividad, ellos imitarán su ejemplo. En segundo lugar considero que se deberían reducir los horarios laborales con el fin de que los padres pudieran pasar más horas con sus hijos. Hoy en día muchos niños se crían prácticamente solos, teniendo en la televisión a su única "maestra" pues los padres están trabajando. Así es imposible que puedan recibir una buena educación. Máxime cuando la televisión no enseña, precisamente, buenos valores. Pero, como he dicho antes, también los profesores son responsables de que los niños reciban la formación académica en el clima de respeto y concordia al que tienen derecho. Hoy se habla mucho de derechos, pues seamos consecuentes y defendamos los derechos del niño a ser educado en libertad, en un clima de paz y donde no sufra ningún tipo de agresión física o verbal. Hay en algunos centros escolares proyectos de tutoría entre iguales. Creo que se deberían aplicar en todos los centros educativos. Al mismo tiempo, creo también que los profesores deberían estar alerta ante los casos de terrorismo escolar y cortarlos de raíz. Igualmente exhorto a todos los directores de centros educativos a expulsar a esos elementos terroristas que crean terror y pánico en las aulas. Puede ser menos rentable perder a tres o cinco alumnos agresores que perder a una víctima de terrorismo escolar que se cambia de colegio-instituto. Pero creánme. Aunque ganen más dinero manteniendo en sus aulas a los terroristas, su conciencia no les dejará tranquila si el niño se suicida porque no han hecho nada por impedirlo.

Pero creo que no sólo los padres y profesores son responsables de lo que está sucediendo con el terrorismo escolar. También los medios de comunicación y los políticos son responsables de ello. La agresividad que ambos colectivos emplean, especialmente a la hora de debatir, la ven los niños cuando, por ejemplo, están cenando y sus padres tienen la televisión puesta. Vuelvo a insistir, los críos absorben como esponjas lo malo. Si ven por la televisión que alguien carga insistentemente contra otra persona porque "no es de los suyos" (y me da igual ideologías,  rivalidad futbolística o diferencias de cualquier otro tipo) ¿Cómo no van a seguir ese ejemplo los niños?  Además, los medios de comunicación deberían revisar los antivalores que venden. Hace poco me encontraba comiendo con mi familia. Había varios niños. La televisión estaba encendida pero sin sonido. Estaba puesto CUATRO. No sé que programa era, pero salía una serie de jóvenes y pensé "no son personas reales". Chicas maquilladísimas y con pechos de silicona. Chicos maquilladísimos y con músculos prefabricados (ciclos sanos, como se dice en el argot culturista, es decir personas que no tenían nada natural y, seguramente, adolecieran de interés cultural). Esto lo ven los niños y asumen que es lo normal. Aunque esas personas no existan. Aunque sea un modelo de falsa belleza que nos quieren imponer. Pero los niños captan el mensaje "si no eres guapo, si no estás fuerte eres un marginado, si te gusta estudiar, eres un friki..." y acosan al que es diferente porque lleva gafas, porque tiene granos, porque es bizco, porque un día no pudo frenar la diarrea, porque es un empollón... porque... siempre tienen un por qué.

En cualquier caso,señores, también los terroristas escolares son, en cierto modo, víctimas. Lo son porque siendo pequeños les han "educastrado". Nadie nace siendo malo realmente. Cuando somos niños de pocos meses, o años, nos hacemos amigos de los demás, sean como sean. El problema viene con lo que han llamado "poda sináptica", también llamada "educastración". Es entonces cuando los niños asimilan que el que estudia mucho es un friki empollón, que el que tiene gafas es un cuatro ojos, que el sordo es el cabrón del sordo o la bizca un monstruo al que insultar. Los niños no nacen siendo malos. Somos los adultos quienes les hacemos ser malos con nuestro mal ejemplo. Cuando no les llevamos por la buena senda les estamos educastrando. Por eso, seas quien seas el que esto lee, te conmino a ser buen ejemplo para los niños que tengas alrededor. Por eso, hombre adulto, te escribo desde el niño de trece años que fui y, en cierto modo sigo siendo, para decirte "¡Ay de aquellos que escandalicen a uno de estos mis pequeñuelos, más les valdría no haber nacido". Si, más les valdría no haber nacido. Todo aquel que escandalice a un niño y le lleve a la perdición, a convertirse en un terrorista escolar, merece ser atado a una piedra de molino y arrojado al mar. Pueden sonar duras estas palabras, pero las dijo hace dos mil años Jesús de Nazaret y siguen gozando de vigencia.

Quiero terminar con un apunte, posiblemente el que más me duele de lo ocurrido con Diego. Todo sucedió en un colegio católico. Como católico me produce vergüenza, lástima, asco, y rabia que esto suceda en un colegio de inspiración cristiana. Lo peor es que no se trata de la primera vez que sucede. Recuerdo una anécdota. Alguien que conozco, muy católico, llevaba a su hijo a un colegio de los Legionarios de Cristo (hoy precintado por la policía, por cierto, aunque por otro asunto). El muchacho sufría acoso escolar. El padre intentó que los curas hicieran algo por impedirlo. Pero no hicieron nada (quizá estaban demasiado ocupados tratando de robar feligreses a la parroquia, aunque este es otro tema). Total que al final el hombre, cansado, cambió al niño de colegio. Todavía tuvieron los que mandaban en aquel colegio la poca vergüenza de echarle en cara que cambiase al niño de colegio. En definitiva, tuvieron un comportamiento lamentable. Como digo, me produce mucho asco que una persona que se dice seguidora de Jesús de Nazaret permita que haya acoso escolar en su colegio. Sinceramente, merecen ser atados a una rueda de molino y echados al mar. Ellos y cualquier profesor-director de colegio-instituto que tolere y oculte el terrorismo escolar. No lo digo yo, lo dice Jesús de Nazaret.



Jokin Ceberio, Carla, Diego... descansad en paz. Que los Misioneros de Barbastro (que también sufrieron acoso y derribo, siendo finalmente, asesinados) os acojan y os acompañen al encuentro con Dios Padre Misericordioso. Ahora brilláis en lo alto del Cielo como estrellas que deben alumbrar el cielo nocturno para dar esperanza a todos los niños que están pasando por lo que vosotros padecisteis. Que vuestra muerte no sea en balde. Que todos los que cometen o toleran el terrorismo escolar paguen por lo que hacen. Porque, os lo aseguro pequeños, todo aquel que escandalice a un niño y no se arrepienta será arrojado al fuego eterno. No lo digo yo, lo dijo Jesús de Nazaret. Aunque cielo y tierra pasen, sus palabras no pasarán y se cumplirán. Reconozco que son palabras muy duras estas últimas, las escribo con lágrimas en los ojos pues yo mismo sufrí acoso escolar durante bastantes años y sé lo que es eso.

¡BASTA YA DE TERRORISMO ESCOLAR!