Mucho se ha hablado en estos días con respecto a las actuaciones arbitrales y sobre el silencio impuesto por Mourinho a su cuerpo técnico y jugadores.
No vi el partido del Villarreal, lo adelanto. Cómo muchos sabéis estoy haciendo un Máster y preferí escuchar el partido por la radio mientras estaba con mis trabajos. Pero durante la segunda parte una reflexión me venía a la mente acerca de la actitud de Mourinho en las dos temporadas que lleva entrenando al Madrid.
Cómo muchos recordareis, el entrenador luso vino al equipo merengue con un gran objetivo: vencer al Fútbol Club Barcelona, equipo que durante los últimos años ha instaurado su reinado en el fútbol mundial con un juego que la propia selección española ha hecho suyo (de hecho algunos de los mejores jugadores españoles son culés). Florentino Pérez le ha dado el poder total del club permitiéndole hacer un equipo a su medida.
Es cierto que el año pasado ganamos la Copa del Rey, pero también encajamos un humillante 5-0 en el Camp Nou, algo que no sucedía desde la temporada 94-95. En el resto de enfrentamientos Madrid-Barcelona no fuimos capaces de vencer, y eso que hubo unos cuantos. De acuerdo, en la vuelta de la eliminatoria de Copa disputada en la presente temporada estuvimos apunto de remontar el resultado global, lo cual nos hubiera permitido pasar de ronda. Pero la realidad es que no lo hicimos y, además, dicha eliminatoria se perdió en casa con un planteamiento cobarde por parte del entrenador. También es cierto que vamos lideres con una cierta solvencia, pero siempre recuerdo cuando Ramón Mendoza cesó a Radomir Antic, el cual iba líder pero con un juego bastante malo mientras que Mourinho cuenta con el total apoyo del presidente mientras la afición se aburre. Porque de acuerdo, tiene razón Mourinho cuando se queja de que el publico del Bernabeu no anima. Es verdad que al estadio va mucha gente simplemente a ver el fútbol mientras come pipas, pero también es cierto que si estás animando y el equipo no tira a puerta al final dejas de animar por aburrimiento (salvo que lleves encima unos litros de alcohol, todos sabemos que los Ultrassur antes del partido y en el descanso hacen botellón en Marcelino Santamaria).
Pero realmente la razón de escribir este artículo es la de que nunca me han gustado los entrenadores que pretenden ganarse la compasión de su afición quejandose de los árbitros. Es cierto que te pueden perjudicar si te expulsan a un jugador, si pitan un penalti inexistente, si anulan un gol legal. Pero también son ciertas dos cosas:
1) Si hay dos equipos en esta liga que no tienen derecho a quejarse de los árbitros esos son el Madrid y el Barça ¿Por qué? pues porque siempre salen beneficiados con respecto a los demás. Normalmente es mas fácil expulsar a un jugador de, por ejemplo, el Getafe o el Español, que de los dos grandes. Por otra parte muchas de las polémicas arbitrales son creadas por la propia prensa para captar la atención.
2) Cuando un jugador tuyo, por ejemplo Benzema, falla tres ocasiones de gol claras y otros jugadores también han tenido alguna ocasión clara que han fallado. O cuando en un partido apenas tiras a puerta ¿Cómo puedes quejarte del arbitro? ojo, esto no es una crítica a Benzema (quien, por cierto, el sábado se salió y fue ovacionado justamente) sino que en todo caso habría que achacar el empate contra el Málaga a la mala suerte, por ejemplo. El dia del Villarreal, de acuerdo, el arbitro fue un zoquete ¿Pero cuantas veces tiró el Madrid a puerta? ¿Cuantos goles marcó? por otra parte si un jugador (como Ozil) aplaude al arbitro está, según el reglamento, justamente expulsado. Cuando un macarra como Ruiz Faria (quien por cierto posa en fotos con el pecho al aire y musculoso en plan cani) es reincidente pues a la primera de cambio es expulsado, igual que ocurre con Mourinho. Lo de Cristiano Ronaldo al fin y al cabo fue producto de la impotencia pues además le había salido un partidazo.
En definitiva, no entiendo la tontería de hacer silencio ante los medios de comunicación, como tampoco el quejarse de los arbitros. Hay un versiculo del himno madridista (por cierto relegado al final del partido mientras que al principio ponen el soporifero himno de Plácido Domingo) que dice "cuando pierde da la mano". El Madrid está perdiendo sus valores de forma alarmante. Mis amigos de Santoyo son testigos de que, cuando ganó las primeras elecciones, vaticiné que iba a ser nefasto para el Madrid. El tiempo me está dando la razón. Se que nado un poco a contracorriente, pero espero y deseo que llegue el día en que ni Mourinho ni Florentino estén en el club. Creo que será un día grande para el madridismo, sinceramente.