Escribo esto a las 4:32 de un domingo 28 de junio de 2015.
Acaba de terminar la última emisión de la historia de Milenio 3, mi programa de radio
favorito.
Quienes me conocéis personalmente sabéis que soy alguien bastante
peculiar, según me define mucha gente. Soy católico y a la vez, o
quizá debería decir "por tanto", me apasiona el mundo del Misterio. Me
encanta informarme sobre esa realidad en la que creemos, aunque no podamos verla. Realidad en la que creo. Realidad de la que puedo decir que "sé", que está ahí. Recuerdo ir de
pequeño con mi padre, en el coche, por aquellas carreteras secundarias,
al colegio, o al pueblo, escuchando programas de radio donde, en
ocasiones, hablaban personas como el Doctor Jímenez del Oso, Germán de
Argumosa y otros sabios. Conversaban sobre temas que me apasionan: sobre el Misterio y los fenómenos con él relacionados. Tengo profunda fe en que existe vida más allá de esta
vida material, que tenemos un alma que pervive en el tiempo. Pero no es
una creencia solo por el hecho de ser católico sino que, por diversas
experiencias que a lo largo de la vida me han ocurrido, estoy firmemente
convencido de que tras la muerte física sigue habiendo vida. Quizá los
escépticos me dirán "eres un soñador", pero creo que los soñadores, de
un modo negativo, son los que creen que tras la muerte no hay nada más
que el puro vacío.
Recuerdo los años en que padecí acoso escolar. Fue entre 1992 y
1998. A pesar de esa situación de "día de la marmota" que vivía, donde
sentía el desprecio que algunas personas proyectaban hacia mi casi a
diario, yo era feliz. Esto era, sobre todo, gracias a tener unos
excelentes padres, buenas hermanas, geniales tíos y primos y grandísimos
amigos. Pero si había algo que me hacía seguir adelante fue
precisamente esa afición por el Misterio. Recuerdo aquellas noches de
insomnio escuchando a mi añorado Juan Antonio Cebrián en su Rosa de los
Vientos. Muchas noches no podía dormir, pues me bloqueaba pensar que
quizá al día siguiente alguien me iba a tratar mal en el colegio, pero
la voz de aquel extraordinario periodista albaceteño me consolaba "Donde
la noche se enamora del Misterio y envuelve en su capa a esas almas
heridas de soledad para que no mueran de frío. Donde la noche se
transforma en una voz y acuna la imaginación y los sueños de libertad
donde la esperanza pasea de la mano del saber...". Durante el día,
si sentía que las lágrimas estaban apunto de derrotarme, conseguía
vencer esa sensación sabiendo que por la noche sería envuelto en esa
capa protectora. Cebri fue la primera persona a la que consideré mi
amigo aunque no nos conocíamos personalmente. Lloré su muerte como si le
hubiera conocido en persona.
Alguna vez he hablado de ese niño de trece años que
navegaba por Internet leyendo sobre misterio, leyendas, fantasmas, ovnis y
otras cuestiones relacionadas con el mundo de lo extraño e insólito. Escuchaba, en mi más tierna infancia, programas de radio como Turno de Noche,
Espacio en Blanco o la mencionada La Rosa de los Vientos. Pero fue en 1999 cuando escuché hablar de otra persona a la que
considero amigo aunque apenas haya tenido tres conversaciones fugaces
con él. Se trata de Iker Jímenez. Me encontraba con un amigo en una
librería y vi un libro que me llamó poderosamente la atención: "Enigmas
sin resolver". Hasta entonces yo no había escuchado mucho el nombre de
su autor, debo admitirlo, pero buscando en la red comencé a seguirle a
través de lo que iba escribiendo. En los años siguientes participé en
una lista de correo donde Iker y Carmen Porter también participaban. En
2002 el amigo antes reseñado me dijo "¿Sabes que van a poner un programa
de misterio en la Cadena SER?", sin embargo no comencé a escucharlo
hasta 2004, pues el horario por entonces no me venía nada bien y si mal
no recuerdo los podcast aún no existían.
Una vez pasaron las navidades de 2004,
donde ocurrieron ciertos hechos que me hicieron plantearme muchas cosas
en mi vida, comencé a escuchar Milenio 3. Recuerdo que uno de los
primeros programas fue el que emitieron desde Bélmez de la Moraleda al
poco tiempo de fallecer María Gómez Cámara, la dueña de aquella casa donde en 1971 aparecieron unos extraños rostros que meses después ocuparían las portadas de los principales periódicos de nuestro país, entre ellos el mítico Diario Pueblo. Me impresionaron las psicofonías que pusieron
en el programa. Pero, sobre todo, lo que más me llamó la atención fue el hecho
de que a altas horas de la madrugada hubiera gente escuchando en vivo y directo
un programa de radio. Soy un amante de la radio. Cuando era pequeño me aficioné
a escucharla. Recuerdo ir con mi padre, en el Renault 25, surcando las
carreteras españolas mientras escuchábamos a Luis del Olmo. También a Juan
Antonio Cebrián, quien a veces hacía especiales por la tarde. Recuerdo, por
ejemplo, un programa suyo sobre los templarios que me encantó. Realmente lo que
me pareció fascinante fue que hubiera gente a unas horas tan intempestivas
viendo el programa en directo desde Bélmez de la Moraleda.
Seguí escuchando Milenio 3. En 2004 hubo programas que me
entusiasmaron, como la mítica e inolvidable Alerta Ovni celebrada el 25 de junio. Yo estaba en mi pueblo
palentino, Santoyo, pues eran las fiestas de la localidad. Esa noche decidí
salir a las eras con la radio, a escuchar la Alerta en directo, mientras
contemplaba el cielo. Estaba a solas, en medio de la más absoluta oscuridad,
en plena meseta castellana. .. Solo veía, al fondo, las luces del pueblo. Serían
alrededor de las tres y media o cuatro de la mañana cuando vi una luminosidad
que me pareció extraña cruzando el cielo, por encima del pueblo. En esa época
se interactuaba con el programa a través del “SMS al 7604 con la palabra clave
Milenio y lo que vosotros queráis”. Envié un mensaje contando lo que acaba de
ver, aunque no salió en antena. Alguien escribió diciendo que en Requena, no
muy lejos de Santoyo, habían visto algo parecido a lo que yo vi.
Transcurrió una nueva temporada de Milenio 3. Mi padre no escuchaba el
programa, pues era tarde para él y no estaba bien de salud, pero siempre le
contaba lo que habían dicho esa noche en Milenio 3 y lo comentábamos. Recuerdo
un programa en el que hablaron de las sombras misteriosas que se habían visto en
el incendio del Windsor. Buscamos en Internet las imágenes y realmente parecía
que había unos individuos buscando papeles. Mi padre falleció el 18 de julio de
2005. Estoy seguro que desde la Eternidad ha escuchado el programa, pues le
encantaban este tipo de temas. De hecho yo me aficioné gracias a él. Aún
recuerdo leer de pequeño, cuando apenas estaba aprendiendo a leer, cosas sobre el Niño de Somosierra, cuyo caso siempre
me impactó mucho. Hace unos meses Carmen Porter leyó una carta que les envié
relatando la historia de mi padre.
Llegó 2006, año en el que surgió el foro milenarios.tk,
donde hice buenos amigos como Estela, Marina, Lidia, Axel, Diegus, Pablo Aparicio… disfruté
mucho escribiendo en ese foro, pues para mi supuso el poder compartir
experiencias que había vivido relacionadas con el Misterio sin ser tomado por
loco. Hicimos una buena comunidad pues no solo foreabamos sino que comentábamos
el programa en directo mediante las “multiconver” del Messenger. En 2007
comencé el Introductorio del Seminario, proceso del cual informaba a mis amigos del foro. Fui en verano de dicho año a Tarragona y un día nos bañamos cerca del camping de
Los Alfaques. Recuerdo que comenté en el foro lo que viví en ese lugar. No vi
nada concreto, pero si sentí alguna presencia y, lo más llamativo, aún recuerdo
cómo ardía el agua… cuando todos los compañeros decían que el agua estaba
fresca. Quizá haya quién esto no lo entienda, pero fue como captar algún eco
del pasado, de lo vivido en ese lugar cuando en 1978 se incendió elcamping.
En 2008 entré en el Seminario y seguí escuchando Milenio 3, aunque reconozco que a
veces me sentía un poco como el bicho raro, pues a nadie le gustaban estos
temas o, al menos, nadie se atrevió a mostrar su interés por ellos. Me animaron, eso si, varias conversaciones que tuve con el entonces rector, quien me
dijo que podía escuchar el programa siempre que no me quitase tiempo para hacer
otras cosas, pero que escucharlo no era ni bueno ni malo. Me sorprendió escucharle hablar
sobre Jiménez del Oso y el Padre Pilón. Solo estuve unos meses en el Seminario,
pues vi que aquella no era mi vocación. Pero tengo grabado en mi memoria el
recuerdo de aquellas noches escuchando Milenio 3 en mi habitación, contemplando
Madrid desde la ventana. También hubo noches que salía a escucharlo a la azotea
o fui a pasear por la explanada del Cerro de los Ángeles en plena madrugada,
mientras escuchaba Milenio 3 y observaba las estrellas.
Cuando salí del Seminario hubo algunas circunstancias que me
llevaron a sufrir una fuerte depresión, la cual me duró entre marzo de 2009 y junio
de 2012. Debido a la depresión y a una mala experiencia que tuve leyendo
“Camposanto” y que me causó un miedo
atroz, me alejé del mundo del misterio,
pues realmente llegué a perder la motivación por estos temas y no tenía
ganas de seguir escuchando Milenio 3. Por ello estuve como dos años en los que
apenas lo escuchaba en alguna ocasión. Sin embargo, algo comenzó a cambiar en
otoño de 2011. Hubo una serie de programas que recuerdo con mucho cariño sobre
unas figuras ensotanadas que fueron vistas en carreteras de diversos
puntos de España. Hubo una que me llamó poderosamente la atención, la del Monte
Abantos, cerca de Guadarrama, pueblo donde pasé entrañables veranos de mi infancia y
adolescencia. Comencé a recuperar la ilusión por volver a escuchar Milenio 3 y
por acercarme de nuevo a estos temas.
Pero la experiencia clave ocurrió la noche del 9 de junio de
2012. Hubo, de nuevo, Alerta Ovni. En esa ocasión pasé la noche en Pelayos de
la Presa con unos amigos. A uno de ellos, Adri, le había conocido un año antes
y habíamos congeniado mucho. Me invitó esa noche a una barbacoa en su casa y le
dije que después podíamos escuchar la Alerta Ovni. Así hicimos. Esa noche viví
sensaciones que hicieron renacer a ese niño de 13 años que llevaba dentro pero
que de algún modo estaba como dormido en mi interior. Fue una noche especial,
escuchando un gran programa de radio, una Alerta Ovni mágica y llena de
avistamientos, noche oteando el firmamento y compartiendo experiencias
relacionadas con el Misterio. Tuvo como colofón algo que vi cruzar el cielo de
Pelayos sobre las cinco de la mañana. Si mal no recuerdo, el programa había
terminado poco antes y me quedé un rato en el jardín, contemplando el
firmamento. En un momento dado observé una fuerte luminosidad pasar por encima
de la casa de mi amigo. Tras un breve recorrido, yendo a cámara lenta, se paró
y, tras un rato detenida, se fue en otra dirección a toda prisa. Aquella noche
me sanó. Me di cuenta meses más tarde, ya en diciembre. Mi vida había cambiado
a mejor aquella noche del 9J y en gran parte gracias a Milenio 3.
Ahora toca despedirse de un programa que permanecerá para
siempre en el lugar más preciado de mi alma. Toca agradecer a Iker sus
enseñanzas y su afán por hacernos reconectar y reencantarnos con el Misterio en
su más amplio sentido. Porque Misterio no es sólo el hombre pez de Liérganes o
las Caras de Bélmez. Misterio puede ser el preciado don de la amistad, la
sonrisa de un niño o un bello atardecer en lo alto de una montaña. Gracias Iker
por, como decían los del grupo FANTA, hacérmelo pasar mal con tu programa
semanal durante estos trece años. Gracias por esas palabras de consuelo a otros
oyentes, palabras que sentía como si fueran también dirigidas a mí cuando estaba
deprimido. Gracias Iker por ser un auténtico ejemplo de lo que debe ser un
periodista enamorado con su profesión y apasionado por el Misterio, en búsqueda permanente de la
Sabiduría. Gracias por un Milenio 3 con el que tanto aprendí. Aunque a veces
tenía que escucharlo bajo las sábanas, debido a la inquietud que me suscitaban
algunos temas, como cuando en el programa se hablaba de la niña de Vallecas.
Gracias Carmen Porter porque has sido la gran ayuda de Iker
en esta aventura que ha supuesto Milenio 3. Gracias por leer mis SMS y mis
tuits. Gracias también porque has defendido, igual que Iker, a la Iglesia
cuando algunos oyentes, o algún colaborador, hizo críticas desafortunadas. No
es políticamente correcto hablar bien de la Iglesia, o al menos con respeto.
Siempre habéis respetado a la Iglesia, y eso es algo para agradecer. Gracias
Santiago Camacho, por enseñarnos tanto sobre sociedades secretas, mecanismos de
control o leyendas urbanas. Gracias también por esos “amigos” tan peculiares y
por tu sentido crítico con esa realidad que pretenden vendernos. Gracias también a
Javier Sierra, quien hace unos meses me dio una serie de consejos muy valiosos
para ser escritor, mi verdadera
vocación. Gracias a Clara Tahoces, quien me ha hecho disfrutar con esos casos
de su archivo que nos traía cada semana. Gracias también a Diego Marañon y Javi
Pérez Campos. Creo que ambos tienen un buen futuro en el periodismo de lo
sobrenatural.
En definitiva, se ha acabado Milenio 3, un programa que nos
ha enseñado a ver la realidad con otros ojos, también con esa Mente Positiva
que durante algún tiempo nos trajo Alberto Granados. En un mundo con tanta
negatividad se agradece que haya personas que nos impulsen a ser positivos.
Iker decía en el último programa que ahora era turno de los milenarios.
Nosotros tenemos que aplicar todo lo que nos han enseñado durante trece años en
Milenio 3. Un Milenario es alguien con mentalidad positiva y curiosidad por la
vida. Alguien apasionado por aprender, investigar y descubrir cosas nuevas. Alguien que trata a la naturaleza y a
su prójimo con sumo cariño y buen rollo. El milenario nunca juzga de antemano a
una persona sino que se muestra dispuesto a conocerla de verdad. Si, ahora es
nuestro turno, es el momento de aplicar todo lo que hemos aprendido en estos
años. Si los valores milenarios impregnasen la sociedad, creo que todos
ganaríamos mucho.
Se ha terminado Milenio 3. Ahora comienza una nueva etapa.
Los programas siempre quedarán en los podcast. Probablemente comience a
escuchar Milenio 3 desde el principio. Recordaré tantas sensaciones vividas en
estos años. Recordaré programas como un especial que emitieron por la tarde,
sobre la Atlántida, o uno que escuché yendo de Santoyo a Madrid, en el coche de
mis primos y que dedicaron a hablar del llamado Prenauta. Recordaré el Caso Viandas, las investigaciones en Ochate y Belchite. Recordaré el programa de la Diputación de Granada y su "cavernosa" psicofonía. Tantos programas, épicos y míticos programas con los que tanto he aprendido.. Para Carmen e Iker
Milenio 3 ha
sido el verano más largo de sus vidas. Ahora toca retirarse a los cuarteles de
invierno, a descansar. Creo que se lo merecen después de tantos años. Recuerdo
que al principio incluso hacían el programa en nochebuena o nochevieja, aunque en
el resto de emisoras pusieran programas enlatados. Iker y Carmen siempre
estuvieron al pie del cañón. Por eso merecen descansar y emprender proyectos
nuevos en los que, estoy seguro, seguirán contando con el apoyo de todos los
milenarios. Lo injusto es es echarles en cara haber dejado la radio, como han hecho algunas personas. Es algo realmente injusto. Iker y Carmen lo han dado todo en estos trece años, y los milenarios tenemos que estarles eternamente agradecidos. Para mí, escuchar Milenio 3 durante estos años ha sido un proceso
mágico y enriquecedor, donde he conocido grandes personas y he tenido
experiencias que, probablemente, no hubiera vivido de no existir Milenio 3. Los
recuerdos de estos años escuchando Milenio 3 por las noches, estuviera donde
estuviera, permanecerán grabados en mi alma. Hasta siempre Milenio 3. Gracias
por todo.