"Cuando un mago vagabundo visitó su pueblo, Hálecs de Roy no se imaginaba que esa misma noche se vería arrastrado a una travesía que lo llevaría hasta Élimbar, la fortaleza que guardaba el mundo de los hombres de las terribles criaturas mágicas, los cárnax, ni que a su llegada se desencadenarían unos sucesos tan extraños como amenazadores. El joven Hálecs se verá, sin pretenderlo, en medio de unos acontecimientos que sacudirán los cimientos más profundos de la Casa de Urci y de la precaria paz que reinaba en toda la región de los Confines...".
Así reza la sinopsis de El Altar Blanco, libro escrito por mi amigo, y colega en estas lides literarias, Luis Ignacio Rodríguez. Se trata del primero de los seis libros que conformarán la saga titulada “Historia de los Confines". Aún a riesgo de que parezcan palabras movidas por el aprecio que tengo a mi buen amigo, creo que puedo decir que El Altar Blanco es uno de los mejores libros de esta temática que he leído en mi vida. Su historia engancha desde el primer momento, cuando el autor narra la vida cotidiana de Hálecs de Roy, un muchacho aparentemente tan normal como cualquiera de su edad y que vive en Carvaria junto a su padre y sus hermanos. Sin embargo, todo cambia, como vemos en el texto con el que he comenzado este artículo, cuando Sargas, un mago vagabundo, visita su pueblo y monta un espectáculo de magia que, aparentemente, hace las delicias de los habitantes de Carvaria.
La aparición de Sargas provocará lo que Joseph Cambell, en su libro El héroe de las mil caras, llama "la llamada de la aventura". Hálecs tiene un incidente con unos jóvenes de Carvaria y, de forma inconsciente, les derrota mediante la magia. En Carvaria los magos no son especialmente queridos, por lo que, debido a este incidente, todos estarán convencidos de que el muchacho es un mago y poco a poco las cosas se irán poniendo complicadas para el joven, por lo que su padre, para protegerle, le pone bajo la protección de Sargas, quien desde entonces se convierte en su mentor.
El Altar Blanco es un libro que engancha desde la primera página, aunque especialmente desde que se producen los mencionados acontecimientos, momento en el que el relato comienza a ganar intensidad manteniéndote en vilo hasta un final que, personalmente, me parece sencillamente épico. Como decía Adolfo, un lector del libro, en la página de Luis Ignacio, el libro no solo se lee rápido sino que, además tiene “algo que te invita a no parar de leer”. Puedo confirmarlo. De hecho, mi amigo es testigo de que le envié algún audio diciendo que sentía la tensión del libro y por momentos me parecía estar en Elimbar, por ejemplo, presenciándolo todo. Incluso en alguna ocasión tuve que levantarme y caminar por la casa para soltar la tensión interna. Creo que eso define a la perfección lo que éste libro transmite al lector.
Pero no solo la historia es adictiva y ágil la lectura, sino que los personajes me parecen muy bien creados y, por momentos, da la sensación de que tienen vida propia y ellos mismos son los creadores de la historia. Supongo que los escritores que lean este artículo comprenderán bien a lo que me refiero. En ocasiones, cuando te encuentras escribiendo un libro, ves como se te presentan los personajes y ellos mismos te dicen, por ejemplo, “soy Maite (uno de los personajes de Crónica de un Cantar Hispano, mi primera novela histórica), amiga de Nicolás y en el libro haré esto, aquello y lo otro”. Mi personaje favorito es, precisamente, su protagonista, Hálecs de Roy, con quien empatizo y llego a sentirme profundamente identificado en muchos momentos. Por cierto, por como le describe Luis Ignacio, casi se podría decir que se ha basado en Jaime, un amigo mío, para construir este personaje.. de no ser porque el autor de El Altar Blanco no sabía de la existencia de Jaime cuando lo escribió (o eso creo).
Además de Hálecs de Roy también me gustan mucho Horologia y Serian, sus dos maestros y sus principales mentores. De hecho, son ellos y no Sargas quienes realizan esa labor del mentor de la que habla Joseph Cambell, ya que enseñarán y entrenarán a Hálecs para que pueda crecer como mago y afronte sin miedo los desafios a los que tendrá que hacer frente.
Pero, además, El Altar Blanco es un libro que me ha gustado especialmente por los guiños que hace a determinados aspectos del Imperio Romano, como por ejemplo el título de uno de los libros que Valvan, uno de los scriptores (profesores) mandará leer a sus alumnos. También me gusta como recrea Luis Ignacio, en la primera parte del libro, la vida cotidiana tanto de Carvaria como de otros pueblos por los que pasarán Hálecs de Roy y Sargas. Por otra parte, Luis Ignacio Rodriguez es de esos escritores que sabe describir los paisajes y a los personajes sin cansar demasiado al lector dejando, además, algunos aspectos a la libre imaginación de éste. Un ejemplo es el de Sargas, que yo me lo imaginé de una determinada forma, como mas mayor y sabio, pero él me dijo “no, en realidad es de esta otra manera”.
Otro aspecto que me gustaría destacar es que, siguiendo la estela de autores como Tolkien, Luis Ignacio sabe plasmar en el libro su fe y principios cristianos de forma sutil y elegante. En muchos momentos de esta obra vemos a Hálecs y a otros personajes actuar conforme a estos valores. Se trata de un libro que, además de entretener, puede ayudar a los lectores a ser un poco mejores. Al menos esa ha sido mi impresión al leerlo cuando me paraba a reflexionar ante frases como “Todo tiene una razón de ser, lo que pasa es que muchas veces no sabemos verla”. En mi caso esta frase resonó con fuerza al recordar mi salida del Seminario, en 2009. Entonces no lograba entender para qué “carajo” había querido ser sacerdote hace unos años si esa no era mi vocación. Durante unos cuantos años no era capaz de comprender la razón de ser ni a esa decisión ni a mi salida de aquel lugar. Pero, a día de hoy, veo claramente la razón de ser de todo ello y comprendo a la perfección tanto mi entrada al Seminario como mi salida de aquel lugar.
En definitiva, El Altar Blanco es un gran libro, muy bien escrito, con una historia apasionante (que continúa con La Ruina del Norte, segundo libro de la saga) y que, estoy seguro, gustará a todo tipo de lectores, incluso a quienes no son especialmente aficionados a la literatura fantástica pues, al fin y al cabo, cada uno de los principales personajes creados por Luis Ignacio Rodriguez encarnan las grandezas y miserias del ser humano: nobleza y bajeza, amistad y aislamiento, valentía y cobardía, fidelidad y traición…
Por ello, ahora que estamos en verano, he querido recomendarte este libro con el que tanto he disfrutado leyéndolo. Puedes adquirirlo en Amazon, tanto en formato papel como en formato electrónico (Kindle): El Altar Blanco