Mucho se ha escrito sobre el acoso escolar. Sin embargo ¿Se está haciendo todo lo posible? mi impresión es que no. Es cierto que el "Caso Jokin" supuso en cierto modo un aldabonazo, un impulso en la lucha contra esta lacra. Ocurrió en 2004, cuando un muchacho de Hondarribia (Guipuzcoa) no pudo resistir una dura situación de acoso escolar que se prolongaba en el tiempo desde, como mínimo, un año antes tanto fuera como dentro del Instituto donde estudiaba.
En 2008 escribí un artículo en homenaje a Jokin Ceberio, aquel muchacho y le prometí que algún dia haría algo por él y contra el acoso escolar. Yo, por entonces, iba a entrar al Seminario pues sentía la vocación al sacerdocio. Concretamente lo que le dije fue lo siguiente: "Bueno, pues te prometo que ya desde seminarista, pero sobre todo desde mi posición de sacerdote (y quién sabe si no también desde otros ámbitos como puedan ser la propia enseñanza y los medios de comunicación) lucharé porque el bullying desaparezca de nuestra sociedad. Creo que tú me lo pides y yo lucharé por llevar a cabo ese objetivo".
Voy a estudiar un Máster en Periodismo Social durante este curso y voy a proponer que mi trabajo de fin de máster sea un estado de la cuestión sobre el acoso escolar en España en el periodo que va desde 2004 a 2014, es decir en los diez años transcurridos desde que Jokin decidiera "ser libre aunque parasen sus pies". Creo que es una buena manera de homenajearle y de comenzar a cumplir esa promesa realizada en 2008.
Sigue latente en la sociedad la idea de que el bullying "son cosas de niños". Sin embargo, se trata de una completa falacia. Una cosa es que un niño pegue a otro para defenderse ante su agresión y otra que haya un grupo de niños que día tras día, a veces año tras año, acosen y hostiguen continuamente a un compañero de clase. El acoso escolar es un problema que genera grandes problemas psicológicos en la persona que lo sufre. Otra falacia que se suele utilizar es "es que si un niño es acosado y no se defiende es un cobarde". Se trata de una frase a la cual siempre respondo "¿Acaso estás en la piel de ese niño? ¿Por qué le juzgas?". No todo el mundo tiene el mismo carácter, hay niños que ya desde su más tierna infancia demuestran fuerte personalidad y gran carácter. Pero hay otros que son más retraídos, más tímidos y (quizá) no han sido dotados de herramientas que les permitan defenderse de las agresiones. Esto último es lo que sucede con el bullying. He visto a niños plantar cara a un compañero que le sacaba dos cabezas con un simple gruñido (haciendo que el posible acosador se alejase viendo que no iba a poder con ese chavalín) e igualmente he visto niños altos que han sufrido el acoso constante de algún compañero bastante más bajo que él. No se trata solo de una cuestión de carácter, hay otros aspectos, pero en cualquier caso se trata de un problema que sigue siendo tabú en nuestra sociedad. En un foro de debate donde a veces entro surge de vez en cuando un tema (repetitivo, por otra parte) sobre "el tonto/friki/gordo de vuestra clase", para hablar mal de dichas personas. Es cierto que otras veces surgen debates en contra del acoso escolar, sobre todo cuando hay casos tan mediáticos como el de Samantha Kelly.
Ese foro no es más que un reflejo de lo que es la realidad. El bullying, de hecho, también existe entre los adultos, con el nombre de mobbing. En la sociedad existe una fuerte tendencia a insultar y denigrar a todo aquel que se sale de unos determinados cánones: gordo, friki, feo, homosexual, negro, sudamericano, etc., son categorías que sirven para faltar al respeto a quienes forman parte, quieran o no, de las mismas. Poco importa que una persona que lleva gafas de "culo de botella" sea ingeniera, por el hecho de llevar dichas gafas y ser fea va a ser objeto de mofa por parte de ciertas personas que se encuentren con ella por la calle. En esta sociedad parece que solo vale la pena ser un Rafa Mora cualquiera, mientras que un Stephen Hawking parece que no tiene derecho a vivir (en las tesis abortistas, de hecho, subyace esta idea).
¿Por qué digo esto? pues porque, al fin y al cabo, los niños son esponjas. Asumen como buenos todo aquello que oyen de los adultos, especialmente sus padres. Si un niño escucha a su padre reirse de "ese friki" o llamar a otro "sudaca" con mucha seguridad va a repetir el patrón que ha visto en quien para él es un modelo de conducta. Algunos de los niños (hoy adultos) que acosaron a Jokin eran hijos de profesores de ese Instituto. Considero que hay mucho que hacer en la lucha contra el acoso escolar. Es cierto que se han dado algunos pasos pero, por lo que he podido ver, en la mayoría de los casos se ha decidido trasladar al agredido de colegio, lo cuál en cierto modo es culpabilizar al niño que lo sufre pues lo que debería hacerse mas bien es expulsar a los acosadores. Si que es cierto que hoy en día es más difícil para los colegios controlar esta situación pues, con las nuevas tecnologías ha crecido el llamado ciber acoso, aquel que se produce por internet. No obstante, aunque sea más compleja la situación del ciber acoso siempre se puede hacer algo. Para empezar, habría que plantearse ¿Qué hace un menor de edad con smartphone y redes sociales? es una cuestión que deberían tener clara los padres. Una cosa es regalare al niño un teléfono que sirva para llamar y recibir llamadas y otra cosa es que tenga un teléfono para meterse en redes sociales donde puede acosar o recibir acoso. Es cierto que también con los móviles "rudimentarios" también podría darse esta situación, pero es más fácil de controlar.
En definitiva, me gustaría realizar en mi próximo Trabajo de Fín de Máster, en Periodismo Social, un estado de la cuestión sobre el acoso escolar en España desde 2004. Me gustaría, también, como integrante de ese periodismo social, como periodista, ser la voz de los más desfavorecidos, de los perseguidos, marginados y de todo aquel que sufre, especialmente los niños. Ha llegado la hora de que alguien hable por ellos.
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