martes, 15 de octubre de 2019

¿Se puede ser cristiano en pleno siglo XXI? Una mujer abulense nos muestra el camino para lograrlo


Santa Teresa de Jesús durante su vida siguió a Jesús entre los pucheros sabiendo que nada podía espantarla, pues solo Dios basta

 

“¿Qué más queremos que un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones?”, escribió SantaTeresa en el “Libro de la Vida”.

La “andariega”, como es conocida, durante su vida tuvo que hacer frente a numerosos problemas. A través de la oración y la contemplación, además de un trabajo continuo y paciente, logró reformar la Orden de los Carmelitas. Además, a través de su obra literaria enseñó como vivir la fe, orando y contemplando, hablando con El Señor “de amigo a amigo”, compartiendo con Él su vida.

Santa Teresa luchó cara a cara con la muerte

Santa Teresa de Jesús nació en Ávila, en 1515. Cuando tenía tan sólo 12 años quedó huérfana al fallecer su madre, Beatriz Dávila y Ahumada. Sintió una pena tan grande que, entre lágrimas, le pidió a la Virgen María que fuera su Madre desde entonces.

Desde entonces, Santa Teresa sufrió constantes problemas de salud. Estando interna en el Convento de las Agustinas de Gracia, donde se formaban las nobles doncellas abulenses tuvo que volver a casa debido a una enfermedad.

Santa Teresa, debido a las graves enfermedades que padeció, luchó cara a cara con la muerte. En 1538 cayó gravemente enferma, quedando “medio muerta” tras recurrir su padre, Alonso Sánchez de Cepeda, a una curandera, según Montserrat Izquierdo en su libro “Teresa de Jesús. Con los pies descalzos”. Poco después, estando en el Convento de la Encarnación, volvió a estar cerca de la muerte, debido a un paroxismo. Montserrat comenta que en el convento llegaron a preparar “su sepultura y hasta celebraron un funeral”. Pero, rezando a San José, terminó recuperándose, escribió Mónica Arrizabalaga en ABC.

La santa andariega también padeció varias persecuciones, debido a sus disputas con los carmelitas descalzos. Incluso fue perseguida por la Inquisición, pues se malinterpretó la obra literaria de Santa Teresa.

La reforma del Carmelo y los conventos que construyó

Santa Teresa de Jesús reformó la Orden de los Carmelitas, fundando las Carmelitas Descalzas.

La santa abulense quiso reformar la Orden de los Carmelitas, intentando seguir el espíritu carmelita de austeridad, pobreza y clausura. Pero, para lograrlo, necesitaba el permiso de la Iglesia.

Durante dos años, Santa Teresa se sintió inquieta, debido a las disputas con los carmelitas descalzos. Pero ella sabía que, si aquello era obra de Dios, saldría adelante. La espera quizá fue un poco larga, pero recibió el permiso eclesiástico. En 1562 el Papa Pío IV, mediante una bula, autorizó la construcción del Convento de San José en Ávila.

Santa Teresa fundó 17 conventos. Están en Sevilla, Granada, Beas de Segura, Caravaca de la Cruz, Villanueva de la Jara, Malagón, Toledo, Alba de Tormes, Ávila, Pastrana, Segovia, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid, Soria, Palencia y Burgos. Son edificios con realmente bellos arquitectónicamente y donde se percibe una paz espiritual realmente intensa.

Obra literaria de la 1ª Doctora de la Iglesia

Durante su vida, Santa Teresa escribió varios libros, y diversas cartas, donde reflexionaba sobre sus pensamientos y vivencias. En aquellos escritos también contaba sus experiencias místicas, algo que despertó las sospechas de la Inquisición. Por ello en 1575 fue acusada, equivocadamente, de enseñar “cosas de alumbrados”.

Santa Teresa, pese a todo, estaba segura de si misma. Sabía que sus escritos realmente eran obra del Espíritu Santo.  Recibió el apoyo, y la ayuda, de varios personajes contemporáneos, especialmente San Juan de la Cruz. Igual que él, también San Pedro de Alcántara, fraile franciscano, fue amigo suyo además de su confesor. De él dijo Santa Teresa: “Este santo hombre me dio luz en todo y me lo declaró, y dijo que no tuviese pena, sino que alabase a Dios y que estuviese tan cierta que (es el) espíritu suyo (de Dios) y que si no era la fe, cosa más verdadera no podía haber, ni que tanto pudiese creer… díjome, que uno de los mayores trabajos de la tierra era el que ya había padecido, que es la contradicción de los buenos”.

En 1575 la santa abulense tuvo que defenderse ante el Tribunal de la Inquisición, y durante 5 años permaneció “presa” en su convento. Su reforma carmelita, duramente perseguida, estuvo a punto de desaparecer. Quizá hubiera sido fácil rendirse, al menos si uno no tiene verdadera fe, y no confía en Dios. Pero Santa Teresa, durante aquellos años, rezaba esperanzada “¿Qué más queremos que un tan bueno amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien y siempre le trajere cabe (detrás) de sí”. Miremos al glorioso San Pablo… quien le tenía bien en el corazón… con libertad se ha de andar en este camino, puestos en las manos de Dios” (como escribió en su Libro de la Vida).

En 1580 el Papa Gregorio XIII, mediante la bula “Pia consideratione”, dio la razón a Santa Teresa concediendo a los descalzos una provincia propia, separados de los carmelitas calzados.

El camino de la perfección de una Doctora de la Iglesia

Como puede verse, Santa Teresa fue una mujer con grandes ideales. Trabajó por comunicar, mediante la palabra, valores auténticos y transcendentes. Su obra literaria sirve para darse cuenta de que se puede tener fe y esperanza.

Santa Teresa de Jesús, durante su vida enseñó como rezar: “nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta… solo Dios basta”. Explicaba que Dios se le puede encontrar “entre los pucheros”, en cualquier momento de la vida, y del día a día. Por ello, como la santa abulense explicaba, se puede orar con Jesús a diario, como se habla a un buen amigo, compartiendo con Él la vida.

Santa Teresa de Jesús, con una mezcla de genio y paz interior, hizo frente a sus luchas interiores. Para ello, siempre oraba constantemente, contemplaba a Dios y, además, practicó la caridad en aquellos momentos donde sintió turbación y persecución. Pues, al fin y al cabo, el II Mandamiento de Dios es “amar al prójimo como a uno mismo”. 

Esta gran abulense, mujer de honda espiritualidad y gran calidad literaria, siglos después de su vivencia terrenal, sigue mostrando el camino para seguir a Jesús. En pleno siglo XXI aún es posible ser buen cristiano. En el Evangelio puede leerse lo que respondió Jesús cuando le preguntaron ¿Son pocos los que se salvan? Y Él dijo: “luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán”. La `andariega´ es un gran modelo a seguir para lograr atravesar dicha puerta

Santa Teresa de Jesús falleció en 1582, dejando un gran legado literario y epistolar y fundando la Orden de los Carmelitas Descalzos. El Papa Benedicto XVI dijo sobre Santa Teresa que “nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción”. Por ello, incluso en pleno siglo XXI, con las dificultades de la vida cotidiana “nos enseña a sentir realmente esta sed de Dios que existe en lo más hondo del corazón humano, ese deseo de buscar a Dios, de dialogar con Él y ser sus amigos”.

Fue beatificada en 1614, y canonizada en 1622, siendo la primera mujer en ser declarada Doctora de la Iglesia. Los escritores la veneran como su Santa Patrona. Entre sus obras literarias destacan Libro de la vida,  Camino de Perfección, Las Moradas o Castillo interior, Las Constituciones, Las Fundaciones y diversas poesias. Aquí pueden leerse otros escritos suyos.


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