No hay mayor pecado que hacer daño a un niño |
En las últimas semanas he leído tres noticias pertenecientes a ese tipo de cosas que hacen que me hierva la sangre hasta límites insospechados. Por una parte tenemos el demoniaco crimen de Pioz, donde un esbirro de Satanás asesinó y descuartizó a una familia, niños pequeños incluidos.
Posteriormente, en Palma de Mallorca una niña fue brutalmente apaleada por varios compañeros suyos de colegio en un nuevo caso de acoso escolar, eso que algunos llaman "cosa de niños" y no es sino autentico terrorismo infantil. Por último tenemos el caso de una miserable que ha deseado en Twitter que un niño de 8 años se muera porque el crío quiere ser torero.
Siempre he dicho que, si hay algo sagrado en la humanidad, esos son los niños. Ellos son el futuro, la esperanza en que harán que el mundo sea mejor en el futuro. Pienso que no hay mayor pecado que el de hacer daño a un niño. Creo, y posiblemente haya razones teólogicas para ello, que se trata de un pecado imperdonable. Los niños, cuando son pequeños, practicamente bebés, tienen el alma pura, blanca, carecen de maldad. Somos los adultos, con nuestro mal ejemplo, con una mala educación por parte de padres y/o profesores quienes provocamos que ese niño, antes cándido y bonachón, caiga en malos comportamientos. Un niño no sería violento en el colegio si antes no ha visto ese comportamiento en los adultos. Pero, además, creo que los niños son los preferidos por Dios. Jesús, en el Evangelio, no solo pide que dejen a los niños acercarse a Él, sino que llega a asegurar a los adultos que "si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño será el mas grande en el Reino de los Cielos (Mt. 18, 1-4)" asegurando que "de los que son como ellos (los niños) es el Reino de los Cielos". Pero es que, además, en los cuatro Evangelios Jesús enseña que se deben preservar las virtudes de los infantes: inocencia, sencillez de corazón, credibilidad, docilidad y buena disposición para escuchar la Palabra de Dios y llega a decir que "El que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños". Pero las palabras más duras de Jesús vienen cuando dice que "Ay de quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar (Mt 18, 6)".
Esta última frase es la que me impulsa a defender que hay razones teólogicas para pensar que hacer daño a un niño es un pecado que Dios dificilmente va a perdonar. Al menos no va a conceder un perdón fácil a quien peque de esa forma. En los tres casos que he comentado antes se hace daño a los niños de formas distintas pero el pecado es el mismo: Atentar contra lo más sagrado que tenemos los seres humanos: nuestra infancia.
Los niños son los favoritos de Jesús ¡Ay de quien les haga daño! |
1. Crimen de Pioz: Parece ser que el asesino es una persona cercana a la familia, alguien que, según los investigadores, podría tener obsesión carnal por su tía. En un principio se dijo que el crimen había sido realizado por sicarios, algo que parecía tranquilizar a mucha gente por aquello de "son cosas que les pasa a otros" o "eso les pasa a quienes se meten en tal o en cual negocio", frases que suelen repetir algunos para tranquilizarse y adormecer su conciencia. Sin embargo ha sido una persona de la propia familia el que ha cometido el atroz asesinato. Un "enfermo mental" dirán algunos, de nuevo para tranquilizarse. Hoy en día suele utilizarse mucho esa etiqueta "enfermo mental" o "persona con problemas psicológicos" con el fin de tapar la verdadera, y cruda realidad: existe la maldad, hay personas que no son seres humanos sino que son demonios encarnados. Y el asesino de Pioz no es un ser humano, no es de mi misma raza ni estirpe. No puede serlo. Me niego a que sea así. Es un demonio encarnado. De entrada, ya me parece aberrante que una persona pueda tener obsesiones carnales para con una pariente (independientemente de que sea pariente carnal o no). Pero, y esto es lo mas crucial, la vida tan solo puede darla y quitarla Dios. Nadie tiene derecho a asesinar a un ser humano. Pero lo más abyecto y criminal, lo más demoniaco es arrancar de cuajo la vida a una niña que tenía todo un futuro por delante. Una niña cuya voz he escuchado en una grabación que puso Iker Jiménez en su Universo Iker, donde aparecía cantando con su padre, inocente ante la oscura maldad que se les venía encima en forma de un demonio encarnado ¿Cómo se puede permanecer impasible descuartizando a un niño? ¡Por el amor de Dios! ¡Quien hace eso es un demonio! Así de claro.
2. Nuevo caso de acoso escolar, en Palma
Una niña de 8 año es apaleada por sus compañeros en Palma de Mallorca. Algunos dirán que "es cosa de críos", típica frase que suele decirse para tapar una realidad sobre la que ya he escrito en diversas ocasiones, e incluso tengo un Trabajo de Fin de Máster (TFM) dedicado a esta cuestión: el acoso escolar existe, es una realidad que padece más de un 70% de los escolares españoles y, lo que es peor, mata, como muestran los casos de Jokin Ceberio, Carla y Diego, por citar algunos de los más "mediáticos". Aún recuerdo en 2004, cuando el pequeño Jokin se suicidó. Si no recuerdo mal, fue la primera vez que un caso de acoso escolar saltaba a los medios de comunicación. Y pronto, los políticos salieron al ruedo mediatico para decir que iban a tomar medidas. Algo que después repitieron con los casos de Carla, Diego y otros niños que se han suicidado, o lo han intentado por no poder soportar las palizas físicas y morales (creo que estas son infinitamente peores sinceramente) a las que sus compañeros les sometían, en muchas ocasiones ante la pasividad e, incluso, complicidad de sus profesores. En todos los casos los políticos iban a tomar medidas... ¡Y luego nadie hacía nada! (si bien es cierto que la Policía y la Guardia Civil hacen lo que pueden para frenar el acoso escolar, y hay fundaciones y organizaciones trabajando para hacer frente a esta lacra).
Con el acoso escolar suele ocurrir que se juntan dos elementos que tienen al silencio como protagonista: el niño acosado no denuncia por miedo y muchas veces los centros escolares tapan los casos "para no manchar el buen nombre del colegio-instituto", incluso en casos como el Instituto Talaia (donde estudiaba Jokin) varios de los acosadores eran hijos de profesores. A esto se le suma el agravante de que, en muchas ocasiones, los padres de los acosadores se niegan a reconocer que su hijo es un agresor, incluso llegando a amenazar a los padres de la víctima, como ha ocurrido con el caso de la niña de Palma, cuya madre dice que la llaman para amenazarla.
Jokin Ceberio, siempre en nuestro recuerdo |
Uno de los Derechos de la Infancia es el "del derecho a la vida, a jugar, la supervivencia y el desarrollo: todos los niños y niñas tienen derecho a vivir y a tener un desarrollo adecuado.", bien, pues creo que, desde el momento en que hay niños que sufren acoso escolar y/o que viven con miedo a acudir al colegio-instituto por temor a ser acosados estamos ante un Derecho de la Infancia que está siendo incumplido y violentado totalmente. Sobre el caso de Carla escribió Pérez Reverte que "a la crueldad de las que oficiaron de verdugos, añadamos la actitud miserable del resto: la cobardía, el lavarse las manos. La indiferencia de los compañeros de clase, testigos del acoso pero dejando -anuncio de los muy miserables ciudadanos que serán en el futuro- que las cosas siguieran su curso. El silencio de los borregos, o las borregas, que nunca consideran la tragedia asunto suyo, a menos que les toque a ellos. Y el colegio, claro. Esos dignos profesores, resultado directo de la sociedad disparatada en la que vivimos, cuya escarmentada vocación consiste en pasar inadvertidos, no meterse en problemas con los padres y cobrar a fin de mes. Los que vieron lo que ocurría y miraron a otro lado, argumentando lo de siempre: «Son cosas de crías». Líos de niñas. Y mientras, Carla, pidiendo a su hermana mayor que la acompañara a la puerta del colegio. La pobre. Para protegerla". Un infierno similar al que vivía Jokin Ceberio, día si día también, cuando llegaba al Instituto Talaia y le golpeaban, le insultaban o le recordaban entre mofas que un año antes había sufrido diarrea y, por no poder entrar al baño, se hizo sus necesidades encima. Los demoniacos hijos de puta de sus acosadores (pues no merecen otro calificativo) tuvieron la "ingeniosa" idea de celebrar aquello arrojando papel higiénico que Jokin tuvo que recoger por orden de una profesora cómplice con el acoso escolar que sufrió. Después me dirán algunos que los niños "tienen derecho a vivir y a tener un desarrollo adecuado"... pero, almas de cántaro ¿Cómo narices va a poder tener un correcto desarrollo un niño al que día si, día también sus compañeros de clase le están haciendo la vida imposible? Y esto bajo la complaciencia de quienes dicen que "son cosas de niños" o "eso se ha hecho siempre". Sobre este último "argumento" cabria decir que es el mismo argumento que podrían haber esgrimido los aztecas "no oiga, nosotros queremos seguir haciendo sacrificios humanos porque se ha hecho siempre". ¡Anda ya, vayánse al cuerno!
Ello por no hablar de que, cuando Jesús decía aquello de "quien escandalice a uno de estos pequeños" se está refiriendo también al mal ejemplo que pueden suponer los padres para sus hijos, provocando que se conviertan en acosadores escolares, o comportamientos como los de los profesores que callan ante el acoso escolar o no hacen nada por evitarlo. Quienes permiten el acoso escolar, quienes no enderezan al acosador escolar están permitiendo que esa criatura, que Dios no quiere que se pierda, acabe perdiéndose (si Dios no lo remedia, pues no olvidemos que es infinitamente justo e infinitamente misericordioso). Por ello, si bien el niño peca, mayor es el pecado de quien consiente el acoso escolar.
Hacer daño a un niño es un pecado que no tiene perdón de Dios, así de crudo, así de real. Y no solo hacen daño a un niño quienes le acosan, sino que todos aquellos que lo consienten y callan con silencio cómplice y demoniaco le están haciendo daño al niño que se suicida por no poder soportarlo. O al niño que va a crecer con secuelas psicológicas y psiquiátricas que le van a marcar de por vida, o casi. Y entre ellos incluyo al profesor que hace como que no ve nada, o al director del colegio-instituto que intenta que eso no salga a la luz "no sea que se manche el nombre del centro", y a los padres que maleducan o se portan mal con su hijo (agrediéndole, por ejemplo) y éste se convierte en un agresor. Pero también incluyo a los medios de comunicación cuando nos venden estereotipos irreales de rocosos ciclados y mujeres con tetas de silicona mientras que el que estudia y se esfuerza es considerado "friki" y se le ridiculiza por ello. Todos ellos, todos los que callan, como digo, ante el acoso escolar, quienes lo justifican bajo tópicos estúpidos... todos ellos están haciendo daño a los niños que padecen acoso escolar, están dañando a niños que, en caso de sobrevivir, van a padecer secuelas psicólogicas y psiquiátricas durante años, a veces incluso durante toda la vida. Y todos ellos, creedme, tendrán su paga cuando se presenten ante Dios y el Altísimo les pregunte ¿Qué habéis hecho con mis pequeños? Al atardecer de la vida se nos examinará del Amor. Y quien haya hecho daño a un niño, o lo haya consentido, lo tendrá muy complicado para aprobar ese examen. Y también lo tendrá muy complicado quien con su mal ejemplo o por no educar bien provoque o permita que un niño acosador siga con esa mala conducta. Pues Dios no quiere que ninguno de sus pequeños se pierda. Y si se pierde, el causante de ello recibirá su paga. No lo digo yo, lo dice Jesús de Nazaret.
3. Tuiteros miserables
Adrián es un niño de 8 años enfermo de cáncer cuyo sueño es ser toreo. Este sueño infantil e inocente parece ser que es un delito según gentuza como una tal Aizpea y un tal Manuel conocidos en su casa a la hora de comer hasta hace apenas una semana. Hoy en día conocidos en toda España por ser unos miserables y unos insensibles. Yo no soy taurino ni antitaurino. He ido a bastantes corridas de toros a lo largo de mi vida, sobretodo cuando siendo pequeño mis padres me llevaban. Y, si bien es cierto que no me gusta que se mate al toro, llego a entender que haya gente a la que le apasione el mundo del toreo y les respeto. Ello pese a que, como digo, pienso que la lidia debería ser como en Portugal, donde lidian al toro pero no se le mata. Del mismo modo entiendo que haya personas que estén totalmente en contra del mundo taurino pues consideran que hacer daño a un animal es inmoral (yo mismo, por ejemplo, estoy radicalmente en contra del Toro de la Vega y de otros espectáculos similares como los "bous al carrer". Pero lo que me repugna profundamente es que alguien pueda ser tan bestia, tan animal, tan cretino, tan repugnante, tan miserable, tan verdadero demonio encarnado como para decir públicamente que desean que un niño de 8 años se muera porque quiere ser torero. Mal está que alguien lo piense aunque no se lo diga a nadie. Pero decirlo públicamente ya me parece realmente despreciable y digno de condena penal.
Adrián, el niño torero, vencerá la doble batalla frente a la enfermedad y la oscuridad |
Hay "personas" que, por odios irracionales, llegan a desear la muerte a quienes consideran enemigos. Lo cierto es que hoy en día vivimos en una sociedad bastante psicópata en ese sentido.Aunque actualmente los Ultrasur ya no entran al Santiago Bernabeu, durante años tuve que padecer la vergüenza de escucharles cantar "que se muera" o "muérete" dirigidos a diferentes personas que no eran del agrado de esos espécimenes. Si bien es cierto que, al menos así lo supongo, esto será algo que también canten los ultras de otros equipos de fútbol. Pero, por desgracia, esa podedumbre moral llega a todos los rincones de la sociedad, pues las cloacas parece que son demasiado grandes y por eso cabe mucha gente. También es cierto que siempre ha existido gentuza que ha vomitado sus excrementos verbales para vergüenza de propios y extraños. Pero también es cierto que las redes sociales han supuesto un altavoz para esas "personas". Esto ya se vio en verano, con la muerte del torero Víctor Barrio, cuando hubo bestias que jalearon y ridiculizaron su muerte. Lo mismo sucedió con el asesinato de Isabel Carrasco o la muerte de otras personas. Ya de por sí, el hecho de que haya espécimenes capaces de desear la muerte de un ser humano me parece suficientemente maligno y demoniaco. Quien desea la muerte de otro ser humano, quien la celebra y jalea no puede ser un ser humano. Lo siento, pero no pertenecen ni a mi raza ni a mi estirpe. Son demonios encarnados. Pero esto es, sobretodo, cuando esos satánicos deseos son proferidos contra un niño. Estas "personas" recibirán su paga cuando se presenten ante el Altísimo.
Supongo que este es un artículo muy políticamente incorrecto. Como ya he dicho en varias ocasiones, creo que los niños son sagrados, por ello quien hace mal a un niño, o se lo desea, merece mi más absoluto desprecio. Estoy profundamente convencido de que se trata de un pecado que no tiene perdón de Dios.
Tanto porque es mi deber cristiano, como porque sufrí acoso escolar me siento implicado en la defensa de la Infancia, creo que los niños son lo más sagrado que tenemos y hay que protegerles. Caiga quien caiga y caiga lo que caiga. Cuando alguien me dice "¿Cómo es posible que te guste Cuarto Milenio? pero si ese programa da mucho miedo" Suelo responderle "Los extraterrestres y los fantasmas no me provocan miedo. El verdadero miedo me lo produce el hecho de saber que hay auténticos demonios encarnados caminando por nuestras calles, esperando el momento oportuno para hacer daño a un niño". Por cierto, no he abordado el tema de la pederastia y la pedofilia, pero se trata de otra cuestión incluida en ese pecado imperdonable que es dañar a un niño. Pensar que haya "personas" capaces de hacerle eso a un niño me produce un tremendo asco y un desprecio máximo.
Pero, como ya he dicho, asesinos, pedófilos y pederastas, tuiteros que se mofan de niños enfermos y les desean la muerte, agresores escolares y quienes callan ante ello... toda esta gente recibirá su paga el día que se presenten ante Dios Todopoderoso. Pues la Justicia de Dios es la única justicia en la que creo, ya que la humana ¿Para que sirve? 20, 30 años en la cárcel, los que sean, y luego salen tan panchos a la calle, con sonrisa sardónica como hemos tenido que ver en muchos casos. Por ello defiendo la cadena perpetua. Quien no se arrepiente de sus delitos y no se compromete a vivir actuando correctamente merece ser encerrado de por vida.
Eso sí, de los jueces humanos podrán reírse. Pero de Dios no se burla nadie. Así de claro. Concluyo diciendo aquellas palabras de Jesús "Quién haga daño a uno de estos pequeños más le valdría que le atasen a una piedra de molino y le arrojasen al mar".
— En colaboración con Infovaticana
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